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El presidente Biden promocionó su historial crematístico durante un discurso el martes en el Instituto Brookings.
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Biden sugirió que debería tener impreso su nombre en los controles de estímulo de 2021, similar a lo que hizo Trump en 2020.
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Trump ganó un segundo mandato presidencial en noviembre con un musculoso mensaje crematístico para los votantes.
El presidente Joe Biden, durante un discurso del martes, dijo que era “estúpido” de su parte no tener firmado los controles de estímulo COVID-19 que se enviaron como parte del Plan de Rescate Estadounidense, contrastándose con el presidente electo Donald Trump.
Mientras hablaba en el Instituto Brookings, Biden promocionó los pertenencias del esquema de ley de ayuda COVID-19 de 1,9 billones de dólares, que el Congreso aprobó en 2021, como un importante logro crematístico de su dependencia. Pero el presidente todavía reflexionó sobre las acciones de Trump, su predecesor y futuro sucesor.
“Por otra parte aprendí poco de Donald Trump: él firmaba cheques para la comunidad… y yo no”, dijo. “Estúpido.”
En marzo de 2020, el Congreso aprobó la Ley CARES, un esquema de ley de 2,2 billones de dólares promulgado por Trump al salida de la pandemia de coronavirus que proporcionó cheques de ayuda de 1.200 dólares a millones de estadounidenses. El nombre de Trump, de suerte controvertida, fue adherido a los cheques de ayuda de su dependencia.
Este año, muchos estadounidenses, que anhelaban las condiciones económicas anteriores a la pandemia a principios del primer mandato de Trump, eligieron a Trump en las urnas en empleo de a la vicepresidenta Kamala Harris.
Desde los primeros días de su dependencia, Biden buscó asaltar algunos de los mayores problemas económicos de la era de la pandemia.
El Plan de Rescate Estadounidense proporcionó cheques de 1.400 dólares a la mayoría de los estadounidenses.
Pero la inflación persiguió el mensaje crematístico de la dependencia Biden y el presidente no pudo articular una defensa convincente de sus políticas antiguamente de las elecciones de 2024. Su posición, anejo con las preocupaciones por su avanzadilla abriles, lo llevaron a dejar su cargo como supuesto candidato presidencial demócrata en julio.
Harris asumió el papel de abanderada demócrata, pero tuvo que realizar una campaña de 107 días y no pudo sobrevenir la preeminencia de Trump en la caudal entre una amplia franja de votantes.
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