LONDRES – La mayor parte de los líderes mundiales siempre y en todo momento iban a felicitar a Donald Trump por su victoria presidencial, como lo hicieron el miércoles temprano, aun antes que fuera declarado oficialmente campeón.
Algunos, como los derechistas y populistas de Israel, India, el Golfo y Europa, estaban regocijados. Mientras, muchos de los aliados tradicionales de E.U. insinuaron su malestar, mas asimismo una determinación pragmática de sacar lo mejor de su nueva realidad: 4 años más de un hombre que ha minado a los amigos de Washington e impulsado a sus contrincantes autocráticos, ha intentado cancelar las elecciones de dos mil veinte y Se le niega la ciencia climática básica.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, afirmó que era “¡el mayor regreso de la historia!”. Al paso que su ultranacionalista ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, publicó “Síiii”, seguido de las banderas estadounidense e israelí y un emoji de mano dura.
En la democracia más grande del planeta, la India, el primer ministro populista Narendra Modi expresó sus “más francas felicidades, amigo mío”. Y el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, acusado por conjuntos de derechos humanos de agredir la disidencia democrática y el estado de derecho, encabezó las celebraciones entre los ultranacionalistas en ascenso de Europa, diciendo que descorcharía champán.
“Italia y E.U. son naciones ‘hermanas’, unidas por una coalición inalterable, valores comunes y una amistad histórica”, escribió en X la primera ministra italiana de extrema derecha, Giorgia Meloni. “Es un vínculo estratégico, que Estoy convencido de que ahora nos robusteceremos aún más”.
Orbán y Meloni son casos atípicos relativos en Europa, donde la mayor parte de los líderes habrían aguardado una victoria de Harris, conforme funcionarios y especialistas que examinan sus políticas y estilos compartidos.
Pocos iban a decir eso, dado el cincuenta% de posibilidades de tener que tratar con Trump en el mes de enero. Y en caso de que enviaran demasiado veloz sus felicidades, lo que refleja la necesidad de tener buenas relaciones con Washington.
El presidente francés, Emmanuel Macron, a quien muchos vieron como una suerte de “susurrador de Trump” a lo largo de su primer orden, afirmó en una publicación en X que estaba “listo para trabajar juntos como lo hicimos a lo largo de 4 años”. “Con sus convicciones y las mías. Con respeto y ambición. Por más paz y prosperidad”.
Sin embargo, en un mensaje paralelo escrito en francés, Macron afirmó que había hablado con su análogo alemán, el canciller Olaf Scholz, una charla que reflejaba la cruda realidad que ahora encara Europa.
Él y Scholz discutieron el “nuevo contexto” dado a Europa por esta elección, conforme el puesto del líder francés, que requería “colaborar con los E.U. de América” y asimismo “proteger nuestros intereses y nuestros valores”.
Asimismo, el jefe de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, Mark Rutte, afirmó que Trump “volvería a ser clave para sostener fuerte nuestra alianza” y que aguardaba “volver a trabajar con él para fomentar la paz por medio de la fuerza”. El primer ministro británico, Keir Starmer, ex letrado de derechos humanos del Partido Socialista de centro izquierda, afirmó en un comunicado: “Espero trabajar con en el futuro próximo”.
“Como los aliados más próximos, estamos hombro con hombro en defensa de nuestros valores compartidos de libertad, democracia y empresa”, escribió.
El Partido Socialista de Starmer ha intentado tender puentes con la campaña de Trump en los últimos meses, procurando arreglar las relaciones una vez que su secretario de Temas Exteriores, David Lammy, llamase a Trump un “sociópata que simpatiza con los neonazis”, un “racista”, un “sexista” y un “homófobo” en dos mil dieciocho.
Uno de los primordiales miedos de Europa y la Organización del Tratado del Atlántico Norte es que Trump abandone la Organización del Tratado del Atlántico Norte y retire el apoyo a Ucrania, aplastando su defensa contra Rusia, engallando al presidente Vladimir Putin para agredir a otro aliado y allanando el camino para regresar a trazar las fronteras de Europa.
Sin embargo, muchos en Ucrania han mostrado una realpolitik decidida, si bien quizá sombría, cara el hombre que maneja los hilos de su acción militar de retaguardia.
El presidente Volodymyr Zelenskyy acogió con satisfacción el “liderazgo decisivo” de Trump y su “enfoque de ‘paz a través de la fuerza’ en los temas globales”.
Algunos ucranianos quedaron desconcertados por lo que vieron como el apoyo equívoco brindado por el presidente Joe Biden, pese a haber totalizado unos ciento setenta y cinco mil millones de dólares americanos desde dos mil veintidos, y afirman que prosiguen siendo optimistas sobre que Trump pueda ofrecer un nuevo inicio.
El ministro de Temas Exteriores de Polonia, que como vecino de Rusia y Ucrania ha dado a menudo la alarma sobre las pretensiones de Rusia cara el continente, afirmó que “Europa precisa urgentemente aceptar más responsabilidad por su seguridad”.
“Los vientos de la historia soplan cada vez con más fuerza”, escribió Radek Sikorski en X. “El liderazgo de Polonia va a estar a la altura de las circunstancias”.
Liberados de la responsabilidad de tener que sostener relaciones diplomáticas con Trump, ciertos alcaldes de Europa parecieron más prestos a charlar claramente sobre el presidente elegido.
La regidora de la ciudad de París, Anne Noble, afirmó que la victoria de Trump era “malas noticias para el planeta, las democracias, Europa, el tiempo, las mujeres y Ucrania, un país que lucha por nuestra libertad”. Acusó a Trump de “desempeñar su papel” en minar la democracia y el Estado de derecho.
Su análogo en la ciudad de Londres, el regidor Sadiq Khan, que se ha enfrentado a Trump, afirmó que muchos londinenses estarían “ansiosos por el resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses”. Y “muchos van a tener temor de lo que va a significar para la democracia y los derechos de las mujeres, o de de qué manera el resultado impactará la situación en Medio Oriente o el destino de Ucrania”, agregó. “Otros van a estar preocupados por el futuro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte o por encarar la crisis climática”.
Lo más probable es que Pekín asimismo vea riesgo en la imprevisibilidad de Trump, como en sus prometidos aranceles del sesenta% sobre los productos chinos. Mas asimismo puede ver una ocasión en lo que se considera su capacidad aislacionista para reducir la repercusión estadounidense en el mundo entero.
Fiel a su forma, China rechazó hacer comentarios el miércoles, y su Ministerio de Relaciones Exteriores afirmó que Pekín seguiría manejando las relaciones entre E.U. y China “basándose en los principios de respeto mutuo, coexistencia pacífica y colaboración de beneficio mutuo”.
También de manera notable ausente de la creciente lista de mensajes de felicitación estuvo Rusia, cuya relación con Trump desencadenó febriles especulaciones e investigaciones oficiales.
“No estoy al tanto de los planes del presidente de felicitar a Trump por las elecciones”, afirmó a los cronistas el portavoz del Kremlin, Dimitry Peskov. “No olvidemos que hablamos de una nación hostil que está directa e de manera indirecta implicada en una guerra contra nuestro Estado”.
Los funcionarios rusos, en declaraciones a NBC News, afirmaron que se preparaban para el cambio.
“Se acerca menos previsibilidad”, afirmó a NBC News un diplomático ruso no autorizado a charlar oficialmente, y agregó crípticamente: “El resultado no es la parte más interesante; lo mejor es lo que viene después”.
Este artículo fue publicado originalmente en NBCNews.com