Los habitantes de Dukinfield, en el Gran Manchester, se sorprendieron hoy cuando el río Tame quedó cubierto de una misteriosa espuma. Las carreteras y los coches estaban cubiertos de burbujas blancas arrastradas por el viento. El residente Sam Pedder expresó su incredulidad y dijo que es lo peor que ha visto en 34 años. Un portavoz de la Agencia de Medio Ambiente agradeció al público por informar del incidente y está investigando la causa, que se sospecha que son contaminantes vertidos río arriba.