Huella de la moda: cómo la ropa está destruyendo el planeta y el camino a seguir

La moda, una industria multimillonaria que se nutre de la creatividad y la expresión personal, proyecta una larga sombra sobre el medio ambiente. Si bien disfrutamos de las últimas tendencias, los procesos detrás de la producción y la eliminación contribuyen significativamente al cambio climático.

Muchos tejidos populares, como el poliéster sintético, se derivan de combustibles fósiles. Su producción requiere grandes cantidades de energía, lo que libera gases nocivos de efecto invernadero. Además, los procesos de teñido y acabado de textiles a menudo dependen en gran medida del agua y los productos químicos, lo que provoca la contaminación del agua.

La industria de la moda, un importante contaminador, es responsable de aproximadamente entre el ocho y el 10 por ciento de las emisiones globales de carbono anualmente, según un informe de 2022 de la Fundación Ellen MacArthur. Eso es más que los vuelos internacionales y el transporte marítimo combinados.

La moda rápida, un modelo de negocio basado en la producción de ropa de moda en grandes volúmenes y precios bajos, exacerba estos problemas. La ropa a menudo se fabrica a bajo costo y se desecha rápidamente, lo que genera montañas de desechos textiles, y camiones llenos de ropa terminan en vertederos o son incinerados cada dos segundos.

Sin embargo, la carga de esta eliminación de residuos no se comparte equitativamente. Las naciones desarrolladas, a menudo los mayores productores de desechos textiles, con frecuencia exportan su ropa usada a países en desarrollo del sur global. Estos países, que carecen de la infraestructura y los recursos adecuados para una gestión responsable de los residuos, a menudo arrojan la ropa en vertederos o la queman en fosas abiertas.

Esta práctica contamina el medio ambiente y plantea importantes riesgos para la salud de las comunidades locales. Un informe de 2021 de Greenpeace destacó el problema de los microplásticos que se desprenden de las prendas sintéticas, que contaminan las vías fluviales y entran en la cadena alimentaria.

Una investigación reciente en Ghana, un importante destino de ropa usada procedente de Occidente, expuso el impacto devastador. Montañas de ropa desechada asfixian el medio ambiente, mientras los sastres locales luchan por competir con la afluencia de prendas usadas y baratas.

La urgencia de un cambio dentro de la industria de la moda es innegable. El camino hacia un futuro de la moda más sostenible requiere la colaboración entre los consumidores y la industria. Los consumidores pueden impulsar cambios positivos tomando decisiones informadas, adoptando hábitos de consumo conscientes y apoyando marcas éticas. De manera similar, la industria de la moda debe priorizar la sostenibilidad en toda su cadena de suministro, desde el abastecimiento de materiales hasta la eliminación de las prendas.

Nuestra responsabilidad como consumidores

Como consumidores, podemos impulsar cambios positivos tomando decisiones informadas. Es vital priorizar la calidad sobre la cantidad. Invertir en piezas atemporales y bien hechas garantiza la longevidad. Optar por tejidos naturales como el algodón o el lino orgánicos, que tienen una huella ambiental menor que las opciones sintéticas, respalda aún más la sostenibilidad. Comprar ropa de segunda mano prolonga el ciclo de vida de la ropa y reduce la demanda de prendas nuevas. Además, aprender prácticas adecuadas de lavado y almacenamiento puede prolongar significativamente la vida útil de nuestra ropa. También es crucial apoyar marcas sostenibles comprometidas con la producción ética y el uso de materiales reciclados.

El papel de la industria de la moda

La propia industria necesita adoptar un cambio de paradigma. El abastecimiento sostenible, como el uso de materiales reciclados y fibras orgánicas, puede reducir significativamente la huella ambiental de la industria. La adopción de modelos de moda circulares, en los que las prendas viejas se recogen, se reciclan y se convierten en ropa nueva, minimiza el desperdicio. La transparencia en la cadena de suministro es esencial ya que los consumidores tienen derecho a saber dónde se fabrica su ropa y en qué condiciones, lo que les permite rendir cuentas sobre los impactos ambientales y sociales. Además, la industria debe invertir en innovación, centrándose en la investigación y el desarrollo para crear materiales y procesos de producción más sostenibles y ecológicos.

Afortunadamente, existe un número cada vez mayor de alternativas sostenibles disponibles. Con un cambio en las elecciones de los consumidores y las prácticas industriales, podemos transformar la industria de la moda en una fuerza positiva utilizando varias opciones conocidas.

Las fibras naturales como el algodón orgánico, el lino, el cáñamo o el Tencel, derivadas de la pulpa de madera, ofrecen una alternativa más sostenible. Estos materiales generalmente se cultivan con menos pesticidas y requieren menos energía.

El poliéster reciclado, creado a partir de botellas de plástico o ropa desechada, da una segunda vida a los materiales existentes y reduce la dependencia de recursos vírgenes.

Están surgiendo nuevos tejidos sostenibles como los elaborados a base de bambú o algas. Estas opciones a menudo requieren menos agua y tierra para cultivar y cuentan con tasas de biodegradación más rápidas.

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