Lo que comemos tiene un impacto directo en la salud de nuestro cerebro. Las dietas ricas en frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras pueden mejorar la función cerebral. La dieta que más funciona hace hincapié en el pescado, el aceite de oliva, los frutos secos y las verduras. Se ha demostrado que mejora el rendimiento cognitivo y reduce el riesgo de enfermedad de Alzheimer. Un estudio publicado en Frontiers in Aging Neuroscience destaca los beneficios de una dieta mediterránea para la salud cerebral a largo plazo.
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