Hace cincuenta días de Entusiasmo de Gracias, y incluso hace exactamente 50 primaveras, la NFL conoció a Clint Longley.
Los Cowboys estaban detrás de Washington, 16-3. El titular Roger Staubach sufrió una magulladura. Entra Longley.
Longley lideró a los Cowboys en tres series de touchdown, antaño de encontrar al receptor Drew Pearson para un touchdown de 50 yardas para la triunfo de final minuto 24-23.
Para el grupo, Longley completó 11 de 20 pases para 203 yardas y dos touchdowns.
Cuenta la letrero que Longley no estaba en total preparado para entretenerse el grupo. El número de los Cowboys, Blaine Nye, calificó la función como “La triunfo de la mente despejada“.
Fue la única contribución significativa de Longley a la NFL. Finalmente apareció en seis juegos con uno como titular para los Cowboys, cuando Dallas dio refrigerio a Staubach para los playoffs en el final de la temporada regular de 1975.
Al año venidero, Longley golpeó notoriamente a Staubach durante el campo de entrenamiento. Staubach contó la historia en ese momentocalificándolo de “premeditado” y “cobarde”.
El puñetazo se produjo posteriormente de una pelea más formal entre los dos hombres. Pearson fue refrendador personalmente de cómo Staubach esencialmente le pateaba el trasero a Longley.
“Vi los pies de Clint en el espacio y Roger arrojándolo al suelo”, dijo Pearson. “No sé qué hizo Roger. Le puso uno de esos controles de Vietnam, esa pelea de kung fu.”
Dan Reeves, monitor asistente de los Cowboys en ese momento, puso fin al alboroto. Por una razón muy importante.
“Si no hubiera llegado allí, Roger probablemente lo habría matado”, dijo una vez Reeves. “Y no quería que mi mariscal de campo titular estuviera en prisión”.
Los Cowboys enviaron a Longley no a prisión sino a los Chargers. Luego de un año en San Diego, Longley quedó fuera de la NFL posteriormente de nueve juegos, cinco pases de touchdown y cuatro intercepciones.