Parece que Christopher Bell prosigue siendo un joven enojado. Ha pasado una semana desde el caos en Martinsville Speedway, y Bell aún está colérico por un accidente que no solo lo sacó de la batalla por el torneo, sino lo dejó colérico por lo que considera un final fabricado para su temporada. Bell por último se encaró a los medios el sábado y no se anduvo con rodeos.
Todo se vino abajo cuando Bell y William Byron lucharon por el último sitio en los playoffs. Byron, un hombre de Chevy, solo precisaba sostener su situación, al tiempo que Bell debió lograr un sitio más para conseguir una ventaja de desempate. Mas bloqueando el camino de Bell había dos Chevrolet, deteniendo al conjunto para resguardar la situación de Byron. Y después, en la última vuelta, Bubba Wallace de Toyota “de forma casual” redujo la velocidad con una “llanta pinchada”. Bell, justo detrás de él, se abrazó a la pared y salió disparado cara adelante en un movimiento sacado de forma directa del libro de jugadas de Ross Chastain de hace dos años: el movimiento que mandó a Chastain al Torneo cuatro con gran estilo antes que NASCAR lo prohibiese. Mas Bell aprendió por las malas que su intento le costaría.
Después de media hora de suspenso en la que ninguno de los conductores sabía quién había conseguido pasar, NASCAR decretó que Bell había cometido una “violación de seguridad”. Recibió una penalización que lo empujó al final de la vuelta del líder, dándole a Byron el último sitio en el torneo y dejando a Bell en el polvo.
En Phoenix el sábado, Bell no estaba precisamente sosegado a este respecto. En general prudente, Bell no se contuvo: “Me siento engañado”, afirmó Bell. “Me siento privado de la ocasión de competir por un torneo. Todo brota de lo que sucedió antes: quince, veinte para el final, toda vez que la carrera fue arreglada y manipulada por Chevrolet, eso nos forzó a hacer lo que hicimos y, en último término, me forzó a cometer un fallo en la última vuelta para entrar. la pared. Siento que jamás debería haber estado en esa situación si la carrera se hubiese corrido de forma justa, el veinticuatro (William Bryon) habría perdido suficientes lugares para llevarme a la carrera final”.
Bell aseveró que vio de qué manera se desarrollaba la “manipulación racial” de Chevy justo frente a él. “Pude ver muy meridianamente la manipulación y el arreglo de la carrera que se estaba generando”, afirmó.
El martes, NASCAR había reaccionado, imponiendo multas a los conductores que bloquearon para Byron: Austin Dillon y Ross Chastain de Chevy, aparte de Wallace de Toyota. Sus equipos asimismo fueron penalizados y múltiples jefes de equipo fueron mandados a la banca. NASCAR examinó las imágenes y escuchó las llamadas de radio del equipo, concluyendo que aunque los fabricantes podrían haber querido resultados, no había pruebas concluyente que los vincularan con ningún plan. E inclusive si lo hubiese, aceptó el directivo de operaciones de NASCAR, Steve O’Donnell, no podrían castigar de forma directa a los fabricantes, no aún.
“Seguramente me voy a meter en inconvenientes por decir esto, mas lo afirmaré de todas maneras”, afirmó el directivo de operaciones de NASCAR, Steve O’Donnell, a lo largo del alegato sobre el estado del deporte del organismo sancionador en Phoenix. “He estado acá por un buen tiempo, mas Bill France acostumbraba a decir que estar enojado no es un plan.
“Lo que vi en Martinsville me enfureció y enfureció a todos en NASCAR por el hecho de que todos sabemos lo que pasa y sabemos lo que pasa. Tenemos reglas en el libro de reglas donde podemos abordarlo, y lo hicimos. Tuvimos una llamada con nuestros OEM en la que dejamos clarísimas cuáles son nuestras pretensiones en el futuro. Es cierto, ¿tenemos ahora una regla en la que podamos hacer algo? Nosotros no. ¿Vamos a tener una regla el próximo año? mil por ciento”.
A pesar de todo eso, los sueños de torneo de Bell eran historia. Mas no iba a abandonar a su razonamiento. “Habría de estar en el Torneo cuatro”, afirmó Bell. “Cuando ocurrió la manipulación, estaba claro que precisaba un sitio. Con el veintitres (Wallace) reculando, logré ese sitio, y cuando cruzamos la línea de meta, ya estaba dentro”.
¿Y sobre esa última vuelta? Bell no piensa que haya hecho nada malo. “No fue un movimiento”, afirmó. “No procuré conseguir ventaja montando la pared. No creo que haya roto ninguna regla”.
Su compañero de equipo en Joe Gibbs Racing, Denny Hamlin, apoyó a Bell, diciendo que era bastante difícil inculpar a quienes bloquearon a Byron. “Hacen lo que saben hacer; es casi un protocolo”, afirmó Hamlin. “El veinticuatro estaba en una mala situación y iba a perder lugares hasta el momento en que aflojaran. Se impusieron sanciones. ¿Mas si eso cambia las cosas en el futuro? Quién sabe”.
Hamlin, copropietario de 23XI Racing, donde conduce Wallace, asimismo defendió a su conduzco, insistiendo en que Wallace ciertamente tenía un inconveniente con los neumáticos. “No había orificios en ese neumático; se había quedado totalmente pelado”, explicó. “Carson Hocevar tuvo exactamente el mismo inconveniente ya antes. Mas ya es agua pasada”.
Al final, el resolución de NASCAR fue claro: era hora de alterar el reglamento. No obstante, Christopher Bell, pese a todo, se queda con las manos vacías. Es posible que de momento lleve ese sentimiento sobre sus hombros, mas no va a pensar demasiado en ello. “Sí, estoy desilusionado, ¿quién no lo estaría?” aceptó. “Pero es solo este fin de semana. Cuando menos no fue así ya antes en los playoffs. Tras el domingo, voy a cerrar el libro, empezaré nuevamente y me concentraré en tener una mejor ocasión en Martinsville el próximo año”.