WASHINGTON (AP) — Un conjunto de buen gobierno advierte sobre serias consecuencias si el presidente escogido Donald Trump sigue eludiendo la planificación formal de transición con la administración Biden, una inacción que, conforme afirma, ya está limitando la capacidad del gobierno federal para otorgar autorizaciones de seguridad y sesiones informativas para la administración entrante.
Sin la planificación, afirma Max Stier, presidente y director de la organización sin fines de lucro Partnership for Public Service, “no sería posible” estar “listo para regir desde el primer día”.
La transición del presidente escogido es dirigida por el director de Cantor Fitzgerald, Howard Lutnick, y Linda McMahon, la ex ejecutiva de lucha libre que dirigió la Administración de Pequeñas Empresas a lo largo del primer orden de Trump. Afirmaron el mes pasado que aguardaban firmar pactos que iniciaran el proceso de transición formal con la Casa Blanca de Biden y la Administración de Servicios Generales, que actúa fundamentalmente como el dueño del gobierno federal.
Pero esos pactos aún no se han firmado y la presión está comenzando a acrecentar.
La demora está retrasando la capacidad del gobierno federal para empezar a procesar autorizaciones de seguridad para potencialmente cientos y cientos de personas designadas en materia de seguridad nacional por la administración Trump. Eso podría limitar el personal que podría trabajar con información reservado ya antes del día de la toma de posesión, el veinte de enero.
También quiere decir que los designados por Trump aún no pueden acceder a instalaciones, documentos y personal federales para prepararse para aceptar el cargo.
Los pactos son requeridos por la Ley de Transición Presidencial, que se decretó en dos mil veintidos. Demandan que el equipo del presidente escogido admita un plan de moral y limite y difunda las donaciones privadas.
En esa ley, el Congreso fijó como datas límite el 1 de septiembre para el pacto GSA y el 1 de octubre para el pacto de la Casa Blanca, en un esmero por asegurar que las administraciones entrantes estén listas para regir cuando acepten el cargo. Los dos plazos hace ya tiempo que llegaron y pasaron.
Stier, cuya organización trabaja con aspirantes y titulares en las transiciones, afirmó en una llamada con cronistas el viernes que una nueva administración “llega con la responsabilidad de hacerse cargo de la operación más compleja del planeta”.
“Para hacer eso de forma eficaz, es totalmente preciso haber hecho mucho trabajo anterior”, afirmó, y añadió que el equipo de Trump “ha abordado esto de una forma, honestamente, diferente a cualquier otra transición precedente”.
“Hasta el momento han pasado por alto toda la tradición y, creemos, pactos vitales con el gobierno federal”, afirmó Stier.
En una declaración esta semana, Lutnick y McMahon afirmaron que Trump estaba “escogiendo personal para servir a nuestra nación bajo su liderazgo y decretar políticas que hagan que la vida de los estadounidenses sea accesible, segura y protegida”. No mentaron la firma de pactos para iniciar la transición. .
Una persona familiarizada con el tema afirmó que las divulgaciones morales y los límites de contribución demandados por el Congreso fueron factores que influyeron en la vacilación en el momento de firmar los pactos.
El portavoz de transición de Trump, Brian Hughes, afirmó el viernes que los “abogados del equipo prosiguen interaccionando de forma edificante con los abogados de la administración Biden-Harris respecto a todos y cada uno de los pactos contemplados por la Ley de Transición Presidencial”.
“Le informaremos una vez que se tome una resolución”, afirmó Hughes.
La desgana del equipo de Trump ha persistido pese a que el jefe de gabinete de la Casa Blanca de Biden, Jeff Zients, se aproximó a Lutnick y McMahon para repetir el esencial papel que desempeñan los pactos con la administración de Biden y la GSA para empezar una transición presidencial.
“Estamos acá para asistir. Deseamos tener una transición pacífica del poder”, afirmó la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre. “Deseamos asegurarnos de que tengan lo que precisan”.
El enfoque poco ortodoxo del proceso de transición presidencial recuerda el periodo de forma inmediata siguiente a la victoria de Trump el día de las elecciones de dos mil dieciseis. Días después, el presidente escogido despidió al jefe de su equipo de transición, el exgobernador de Nueva Suéter, Chris Christie, y descartó un manual de transición que había había estado compendiando.
Pero Stier afirmó que, aun entonces, el equipo de Trump había firmado los pactos iniciales que dejaron que comenzase la transición, algo que no ha sucedido esta vez.
“La historia no ha terminado. Mas llegan tarde”, afirmó. “E inclusive si consiguen firmar estos pactos ahora, van a llegar tarde”.