Es bien sabido que los políticos frecuentemente hacen promesas excesivas a lo largo de la campaña electoral, lo que deja a los votantes incrédulos sobre lo que verdaderamente se conseguirá una vez que el político acepte el cargo. La última campaña de Donald Trump no es una salvedad. Ha hecho ciertas promesas más valientes de los últimos tiempos, que van desde suprimir el impuesto sobre las propinas y el impuesto sobre la renta en conjunto, hasta poner punto y final a las guerras extranjeras y deportar a los inmigrantes ilegales. Mas en la mitad de esta ambiciosa agenda se halla una promesa que ofrece un barómetro temprano e indudable de la seriedad de Trump: el perdón de Ross Ulbricht desde el primero de los días.
El caso de Ross Ulbricht, si bien familiar para los entusiastas de Bitcoin desde hace un buen tiempo, ha pasado inadvertido para los recién llegados y el público general. Un indulto desde el primero de los días no solo corregiría un caso que muchos ven como simbólico de extralimitación del gobierno, sino asimismo señalaría la determinación de Trump de cumplir compromisos de campaña más extensos.
La historia tras la drástica sentencia de Ross Ulbricht
El caso de Ross Ulbricht es el más discutido en la historia de Bitcoin y pone de relieve cuestiones de disparidad de sentencias, mala conducta fiscal y las duras penas impuestas en la guerra contra las drogas. Ross es el creador de la vil Silk Road, un mercado online que priorizaba la privacidad y el libre mercado. El sitio fue desarrollado para facilitar transacciones anónimas usando bitcoin y sosteniendo el principio libertario de no agresión, prohibiendo artículos como pornografía infantil, servicios violentos y recursos robados. Dejaba a los usuarios adquirir y vender de forma libre toda vez que ningún tercero resultara perjudicado. Una investigación moderno efectuado en dos mil doce por estudiosos de la Universidad Carnegie Mellon halló que el producto más habitual en Silk Road eran cantidades de mariguana para uso personal, y la mayor parte de los artículos se clasificaban como “drogas blandas”.
Aunque el propio Ulbricht no fue acusado de vender drogas, lavar dinero o piratear computadoras, sí fue considerado responsable de las actividades de otros en el lugar. Pese a ser un criminal no violento por vez primera, recibió una sentencia sin precedentes de doble cadena perpetua más cuarenta años sin posibilidad de libertad condicional.
El caso contra Ulbricht estuvo infestado de irregularidades. Las acusaciones de planificación de asesinatos a salario jamás fueron probadas, ni dictaminadas por un jurado ni juzgadas frente a un tribunal; por último fueron rechazadas, no sin ya antes dañar gravemente al jurado. Su caso se vio aún más empañado por la participación de agentes federales corruptos, más tarde condenados, por trastocar pruebas. Además de esto, no se nombró a ninguna víctima en el juicio, y la sentencia contrasta marcadamente con las de otros acusados relacionados con la Senda de la Seda, que fueron sentenciados a un promedio de menos de 6 años. Hoy en día, solo otro acusado continúa en prisión: un hombre que se declaró culpable de tráfico de drogas.
Ulbricht ha expresado en público un profundo remordimiento por sus acciones, reconociendo los fallos de su juventud y comprometiéndose con un futuro respetuoso de la ley. Mientras que estuvo en cárcel, se transformó en un preso modelo, aconsejando a otros, liderando conjuntos de apoyo y donando las ganancias de sus obras de arte a organizaciones beneficiosas. Pese a su historial no violento, prosigue recluido en un centro de seguridad máxima, aferrándose a la esperanza de percibir misericordia y una segunda ocasión de contribuir de forma positiva a la sociedad.
El discute en torno al caso de Ulbricht ha seguido siendo un tema esencial en los círculos de Bitcoin hasta el día de hoy, con muchas figuras de alto perfil, incluidos legisladores, exfiscales, académicos y defensores de la reforma de la justicia penal, pidiendo misericordia. Más de seiscientos personas firmaron una solicitud online pidiendo su liberación, lo que la transforma en una de las solicitudes de indulto más grandes en Change.org. La promesa de Trump de conmutar su sentencia el “primer día” de su presidencia transforma esta en la primera prueba de una promesa de campaña para su administración.
¿Reformador admisible o oratoria vacía?
Si Trump cumple esta promesa, serviría como un poderoso indicador de que tiene la pretensión de cumplir sus otras promesas de campaña en materia de paz, impuestos y seguridad fronteriza. El poder de indulto es una acción unilateral que no requiere la aprobación del Congreso, lo que lo transforma en una prueba personal fácil para el nuevo presidente.
La relevancia del perdón de Ulbricht se extendería mucho alén de las comunidades Bitcoin, libertaria y tecnológica. Serviría como una prueba temprana y muy perceptible de la sinceridad y seriedad de Trump respecto de sus promesas de campaña más extensas. No cumplir esta promesa produciría dudas sobre la capacidad (o voluntad) de Trump para abordar las reformas más complejas que ha prometido. Si Trump tropieza con un compromiso parcialmente fácil como el indulto de Ulbricht, señalará tanto a sus partidarios como a sus contrincantes que sus ideas más extensas, como reformar el código tributario, poner punto y final a enfrentamientos extranjeros prolongados y abordar los desequilibrios comerciales sistémicos, no precisan ser tomadas como de verdad.
Además, este descalabro asimismo engallaría a los poderes institucionales (tanto a nivel nacional como internacional) que Trump se ha comprometido a enfrentar, lo que señalaría una continuación de reglas arraigadas en vez del liderazgo disruptivo que su campaña ha prometido ofrecer.
En última instancia, el perdón de Ulbricht es más que un acto singular de justicia; es un indicador de la determinación de Trump de proseguir adelante con cambios transformadores con implicaciones globales y nacionales. Aunque es eminentemente una preocupación para Bitcoin y las comunidades libertarias, esta acción ofrece a todos y cada uno de los votantes una lente mediante la que valorar la capacidad de Trump para convertir la oratoria realmente. ¿Va a ser el indulto de Ross Ulbricht la primera pieza de dominó en una catarata de compromisos cumplidos, o revelará que la nueva administración de Trump está destinada a caer en exactamente los mismos escollos que infestaron su primer orden?