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Después de la victoria de Trump, el próximo jefe de LAPD enfrenta preguntas sobre la aplicación de la ley de inmigración

Los enfrentamientos que Martha Arévalo, defensora de la inmigración desde hace un buen tiempo, tuvo con el Departamento del Sheriff del condado de la ciudad de Los Ángeles bajo Jim McDonnell ocurrieron hace unos años, mas aún están frescos en su psique tras las elecciones de esta semana.

Bajo McDonnell, quien fue sheriff a lo largo del primer orden de Donald Trump como presidente, el departamento dejó que las autoridades federales de inmigración operasen de manera libre, eligiendo personas para deportación en el sistema penitenciario más grande del país.

Así que tan pronto como Arévalo se enteró de que McDonnell había sido escogido para el puesto de jefe de la policía de la ciudad de Los Ángeles (con Trump retornando al cargo y prometiendo hacer redadas masivas de inmigración), se preparó para otra riña.

McDonnell y ciertos de sus partidarios han protegido su historial con el Departamento del Sheriff, diciendo que su administración solo entregó a los delincuentes más peligrosos a las autoridades federales, conforme con las leyes. No lo haría como jefe, afirmó McDonnell, por el hecho de que las reglas del departamento lo prohíben.

Pero Arévalo, director de CARECEN Los Ángeles, se halla entre quienes expresan su preocupación por el historial de McDonnell en materia de inmigración y presionan por protecciones más fuertes para la diversa población inmigrante de la urbe. Está previsto que el jefe entrante comparezca el viernes frente al Concejo Municipal para su confirmación, y su juramento está previsto para el jueves.

“Es alarmante que en la ciudad de Los Ángeles, donde somos una urbe de inmigrantes, escogemos a alguien para dirigir el Departamento de Policía que no tiene un historial para cuidar, ser afable o aun estimar resguardar a la comunidad inmigrante”, afirmó Arévalo. “Tal vez esto fue ingenuo de nuestra parte, o ingenuo de mi parte, mas jamás creí que la urbe y el regidor escogerían a alguien como McDonnell como jefe”.

El LAPD tiene políticas de larga data que deberían impedir que McDonnell –o cualquier otro jefe– coopere de manera estrecha con las autoridades federales de inmigración.

Durante más de cuarenta años, la policía de la ciudad de Los Ángeles ha prohibido a los agentes interrogar a los residentes solamente para determinar su estatus migratorio. Tras la primera elección de Trump en dos mil dieciseis, el departamento acentuó sus sacrificios para promover la confianza y la colaboración entre las personas indocumentadas. Los observadores afirman que el alcance progresivo ha tolerado al departamento conseguir avances significativos en ciertas comunidades que a lo largo de un buen tiempo desconfiaban de las fuerzas del orden.

La fuerza policial, que alguna vez fue prácticamente toda blanca, se ha transformado en más de la mitad de la población latina, de la misma manera que la urbe étnicamente diversa que patrulla. Tras la aprobación de una ley estatal que dejaba a la policía contratar inmigrantes traídos al país ilegalmente cuando eran pequeños, asimismo dio la bienvenida a sus primeros reclutas, los llamados Dreamers.

Pero Arévalo afirmó que días una vez que la regidora Karen Bass escogiera a McDonnell para el puesto de jefe a inicios de octubre, y otros defensores de la inmigración se reunieron con los dos funcionarios y se fueron “desilusionados con las contestaciones muy enclenques que recibimos”.

“Todo lo que verdaderamente pudo decir es que cumpliría la ley y desafortunadamente sabemos que eso no garantiza necesariamente protección”, recordó Arévalo sobre McDonnell.

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McDonnell brindó una contestación afín cuando compareció frente a un comité del consejo el mes pasado y encaró preguntas sobre su historial de inmigración. No se comprometió cuando se le preguntó si apoyaría una ordenanza de urbe santuario impulsada por ciertos conjuntos comunitarios y múltiples miembros del consejo para resguardar la deportación de ciertos inmigrantes, diciendo sencillamente que proseguiría la ley.

Los defensores de la comunidad inmigrante afirman que los encuentros policiales, que ya están repletos de peligros para la población indocumentada de la urbe, se volverán aún más conflictivos bajo el aguardado incremento de la aplicación de la ley bajo una segunda administración Trump. Infracciones menores, como una luz trasera rota o un cinturón de seguridad desabrochado, pueden dar sitio a una multa para un automovilista promedio, mas para alguien indocumentado puede tener consecuencias que le cambiarán la vida.

Durante los primeros 4 años de la presidencia de Trump, la policía de la ciudad de Los Ángeles y otros lugares notificó de una minoración en la demanda de delitos aun graves, como la violencia familiar, lo que ciertos especialistas vieron como una señal de que la gente tenía temor de llamar a las autoridades.

“Lo vimos cuando McDonnell era sheriff, y las familias y las víctimas no llamaban a la policía aun si eran víctimas de violencia familiar”, afirmó Arévalo.

McDonnell no ha concedido entrevistas desde el instante en que fue nombrado jefe de LAPD. En dos mil diecisiete, se describió a sí mismo ante The Times como “no un tipo Trump” y “no un tipo anti-Trump”. Ha sido un republicano registrado anteriormente, mas a lo largo de su tiempo como sheriff afirmó que ya no estaba afiliado a ningún partido.

Maraky Alemseged, organizador local de la Coalición Negra por una Inmigración Justa, afirmó que las preocupaciones se extienden alén de la comunidad latina. Una investigación de la organización halló que los afrodescendientes estaban representados de forma desmedida entre las personas deportadas en los últimos tiempos, afirmó Alemseged, frecuentemente por el hecho de que un delito menor condujo a su detención.

“Cuando charlamos de que el proceso de deportación de la policía es cuestión de justicia racial, esto es precisamente lo que deseamos decir”, afirmó Alemseged.

Otras investigaciones asimismo han probado que los inmigrantes tienen menos probabilidades que los ciudadanos estadounidenses de cometer delitos violentos.

Alemseged y otros han pedido al Municipio que rechace el nombramiento de McDonnell; Planean reunirse frente al Municipio el viernes para expresar su oposición.

La postura parcialmente tolerante del departamento cara las personas indocumentadas se remonta a mil novecientos setenta y nueve, cuando el entonces jefe Daryl F. Gates respondió a una ola de inmigración ilegal tratando de sostener abiertas las líneas de comunicación entre los oficiales y las comunidades que observan.

Gates emitió la política famosa como Orden Singular cuarenta, que prohibía a los agentes empezar contacto con cualquier persona con el único propósito de conocer su estatus migratorio. Gates asimismo prohibió los arrestos solamente por violaciones de la ley de inmigración estadounidense.

Actualmente, el departamento prohíbe a los agentes consultar sobre el sitio de nacimiento al entrevistar a víctimas, testigos o personas detenidas provisionalmente. Previamente, a lo largo de los arrestos (mas ya no), el sitio de nacimiento de un sospechoso se registraba a lo largo de la toma de huellas digitales y se mandaba a una base de datos del FBI, a la que pueden acceder las autoridades de inmigración.

El LAPD tampoco trasfiere a personas con determinadas condenas penales menores a la custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas. Los agentes prosiguen entregando a personas buscadas por órdenes federales firmadas por delitos graves o violentos, incluidos asesinato, violación, amenazas delincuentes, hurto de automóviles e incendio provocado.

Durante una presentación frente a la Comisión de Policía en el mes de mayo, el Cmdr. Germán Hurtado, de la Oficina de Estándares Profesionales, afirmó que el departamento no había cumplido con ninguna de las seiscientos treinta y uno peticiones de “detención” que había recibido el año pasado de las autoridades federales para retener a inmigrantes indocumentados para una posible deportación.

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Las políticas del departamento para resguardar a las personas indocumentadas han enfrentado repetidos ataques tanto de facciones en el LAPD como de activistas antiinmigración que afirman que dan vía libre a los delincuentes que se hallan ilegalmente en el país.

Sin embargo, el departamento asigna oficiales a decenas y decenas de conjuntos de trabajo federales, incluido uno de Investigaciones de Seguridad Nacional que se encarga de los “turistas del crimen” de América del Sur que viajan al estado con visas temporales de noventa días y forman redes de hurto.

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Esta historia apareció originalmente en Los Angeles Times.