Un estudio revela diferencias individuales en la cetosis inducida por el ayuno y sus beneficios para la salud

En un estudio reciente publicado en la revista Nutrienteslos investigadores examinaron la dinámica de la cetosis inducida por el ayuno.

El ayuno a largo plazo es una potente intervención no farmacológica para la prevención y el tratamiento de enfermedades crónicas. Normaliza el metabolismo de la glucosa y los lípidos, reduce el estrés oxidativo, restablece el equilibrio de la microbiota intestinal y tiene efectos antiinflamatorios. Sin embargo, la cetosis inducida por el ayuno a menudo se compara con la cetoacidosis diabética. El cambio metabólico a fuentes de energía endógenas es un sello distintivo del ayuno.

Los niveles de glucosa e insulina disminuyen cuando se interrumpe la ingesta de alimentos, lo que provoca la secreción de glucagón y la descomposición del glucógeno en glucosa. La lipólisis se produce cuando se agotan las reservas de glucógeno, liberando ácidos grasos al torrente sanguíneo como fuente de energía. En el hígado, los ácidos grasos se convierten en cuerpos cetónicos. Los cuerpos cetónicos son ricos en energía y solubles en agua y pueden transportarse a los tejidos periféricos para su oxidación, lo que permite la síntesis de ATP.

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Sobre el estudio

En el presente estudio, los investigadores examinaron las diferencias interindividuales en la dinámica de la cetosis inducida por el ayuno. Se incluyeron personas de entre 18 y 91 años que participaron en un programa de ayuno en una clínica. Se excluyeron personas con diabetes tipo 1, caquexia, demencia, anorexia nerviosa, insuficiencia cerebrovascular o enfermedades cognitivas.

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Los participantes se sometieron a un examen médico antes del ayuno. Un día antes del ayuno se sirvió una dieta vegetariana de 600 kcal. Se administró un laxante el primer día de ayuno. Durante el ayuno, se les proporcionó zumo de fruta fresca (250 ml), sopa de verduras (250 ml) y miel (20 g). Se recomendó a los participantes que consumieran de dos a tres litros de té de hierbas o agua sin calorías al día.

La ingesta calórica diaria osciló entre 75 kcal y 250 kcal. El programa también consistió en actividad física diaria alternada con descanso. El último día de ayuno se reintrodujo la alimentación ovo-lacto-vegetariana. Se obtuvieron muestras de sangre para medir la cetonemia como niveles de β-hidroxibutirato. La excreción urinaria de acetoacetato se evaluó mediante pruebas de nitroprusiato de sodio.

Se utilizaron tiras Ketostix para evaluar la cetosis. Se evaluó el bienestar emocional y físico. También se midieron perfiles de lípidos, indicadores glucémicos, hemograma, hormona estimulante de la tiroides y parámetros de coagulación. La pérdida de calorías después de la producción de cuerpos cetónicos se estimó utilizando los volúmenes urinarios de 24 horas y el valor calórico de los cuerpos cetónicos.

Recomendaciones

El estudio incluyó a 1.610 personas. Primero, el equipo comparó la correlación entre la cetonuria (niveles de acetoacetato en orina) y la cetonemia (niveles de β-hidroxibutirato en sangre) en 32 personas. Descubrieron que la medida semicuantitativa de acetoacetato urinario era un método conveniente y no invasivo que reflejaba con precisión la cetosis inducida por el ayuno prolongado.

Además, la pérdida acumulada de calorías durante el ayuno en estos 32 individuos varió entre 124 kcal y 1468 kcal. En promedio, se perdieron 56,2 kcal/día en forma de cuerpos cetónicos. Aquellos con mayor actividad física durante el programa de ayuno mostraron el aumento más rápido de cetonemia. En toda la cohorte, algunos individuos excretaron trazas de cetonas mientras que otros excretaron niveles más altos.

Se observó una mayor cetonuria en personas que no consumían jugo de frutas ni miel. Un subgrupo de 179 participantes sin datos faltantes describió su ingesta durante los primeros cinco días de ayuno. El equipo clasificó su ingesta de calorías en cuartiles. El cuartil más bajo estaba compuesto por 45 personas con una ingesta promedio diaria de 98 kcal, con 31 personas con cetonuria alta y 14 con cetonuria baja. Este grupo correspondía a los que consumían únicamente sopa.

El cuartil más alto estaba compuesto por 44 individuos (19 eran cetonúricos altos y 25 eran cetonúricos bajos), con una ingesta promedio de 228 kcal. El equipo también investigó si otros factores influían en la cetonuria. Las personas con cetonuria alta eran más jóvenes, hombres, con niveles más bajos de lipoproteínas de alta densidad y urea y mayor peso corporal. La reducción de los niveles de hemoglobina glucosilada y glucosa debido al ayuno fue menos pronunciada en aquellos con cetonuria baja.

Los cambios en el peso corporal y la circunferencia de la cintura fueron más pronunciados en los sujetos con alto nivel de cetonuria. Los niveles de ácido úrico aumentaron en 206 µmol/L en sujetos con alto nivel de cetonuria y en 97 µmol/L en individuos con nivel bajo de cetonuria. Los cambios en la cetonuria se correlacionaron bien con los de los niveles de ácido úrico. La presión arterial, el bienestar, el colesterol y los niveles de triglicéridos no fueron diferentes entre los sujetos con cetonuria baja y alta.

Conclusiones

En resumen, el estudio demostró que la cetosis inducida por el ayuno a largo plazo no dio lugar a niveles fisiológicamente poco saludables. El género, la edad, el estado fisiológico y la actividad física influyeron en la cetosis. Ingesta de carbohidratos modulada y no suprimida la cetosis. En general, los resultados sugieren que las características de los individuos podrían predecir el resultado del ayuno prolongado. Esto puede conducir al establecimiento de estrategias personalizadas para el ayuno a largo plazo.

Referencia de la revista:

  • Grundler F, Mesnage R, Ruppert PMM, Kouretas D, Wilhelmi De Toledo F. Cetosis inducida por ayuno a largo plazo en 1610 sujetos: regulación metabólica y seguridad. Nutrientes2024, DOI: 10.3390/nu16121849, ePQ

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