BOSTON – Un nuevo estudio muestra que los adolescentes con horarios de sueño más tardíos los ponen en mayor riesgo de sufrir otros problemas de salud.
Investigadores de Penn State observaron los hábitos de sueño de 377 adolescentes y descubrieron que aquellos con un horario de sueño más tardío consumían más carbohidratos y eran más propensos a ser sedentarios, incluso si cumplían con los totales de sueño recomendados.
Dicen que irse a dormir tarde puede alterar el ritmo circadiano de un niño o el ciclo normal día-noche, interferir con sus horarios sociales y otras responsabilidades, y conducir a una dieta inadecuada y una reducción de la actividad física, poniéndolos en riesgo de obesidad y mala salud cardiometabólica.