Su última investigación examina los registros sanitarios y el uso de la salud de los jóvenes con probable participación personal o familiar en la justicia. El desafío fue identificar a los jóvenes que se han visto afectados por el encarcelamiento masivo, ya que la mayoría de los sistemas de atención médica no preguntan rutinariamente sobre el encarcelamiento. Es posible que las familias no revelen esa información debido al estigma, el miedo a la participación de los servicios de protección infantil o el juicio.
“Hay pocos estudios a gran escala, si es que hay alguno, realizados a nivel comunitario sobre la salud de los jóvenes afectados por el encarcelamiento, o el encarcelamiento de sus familias, utilizando registros médicos”, explica Boch, profesora adjunta de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Cincinnati. “A pesar de la alta exposición de los jóvenes, tanto familiares como personales, al sistema judicial penal, siguen existiendo lagunas en la comprensión de su prevalencia y sus consecuencias. Existen numerosas razones para ello, entre ellas, la falta de concienciación por parte de los proveedores, la falta de un plan de estudios en la formación de los proveedores, la falta de financiación para esta investigación y la falta de pruebas sistemáticas sensibles para detectar la exposición”.
Boch y su equipo de investigación buscaron en los registros médicos electrónicos palabras clave relacionadas con la justicia, como “prisión”, “cárcel”, “condenado”, “libertad condicional”, “libertad bajo palabra” y otras, para determinar el impacto del encarcelamiento. Los investigadores utilizaron datos del Hospital de Niños de Cincinnati recopilados durante un período de 11 años.
Su estudio, publicado en Academic Pediatrics, encontró que de los más de 1,7 millones de registros revisados, 38.263 (o el 2,2 %) de los jóvenes atendidos entre enero de 2009 y diciembre de 2020 probablemente tenían un padre encarcelado o enfrentaron algún tipo de confinamiento cuando eran menores. Pero este pequeño porcentaje también fue responsable de un número desproporcionado de diagnósticos de salud física y mental y visitas de atención médica en Cincinnati Children’s. Se compararon con una muestra sociodemográficamente emparejada y la población total de niños de la muestra.