
Vea: Trump describe un intento de crimen en un discurso en la Convención Franquista Republicana
En sus palabras de tolerancia en la Convención Franquista Republicana, el ex presidente Donald Trump describió el intento de crimen en un mitin de campaña.
El expresidente Donald Trump sobrevivió a un intento de crimen el fin de semana pasado a los 78 abriles. ¿Y ahora parece estar adecuadamente?
Trump aceptó su tercera nominación para el cargo más importante de Estados Unidos el jueves por la tenebrosidad, al punto que unos días posteriormente de que una bala le rozara la oreja. Llevaba una venda blanca en la oreja, pero algunas personas en la Convención Franquista Republicana y en otras partes del país comenzaron a preguntarse en voz inscripción: ¿Su cara se ve hinchada? ¿Qué tipo de medicamento debe estar tomando?
Y no fueron solo los usuarios de las redes sociales los que opinaron. Variety, en un artículo sobre el discurso, declaró que Trump parecía “sudoroso”. El comentarista de CNN, el Dr. Sanjay Gupta, señaló en una extensa columna que “lo que nos ha dicho la campaña ofrece muy poca información sobre la condición del expresidente, qué tipo de atención recibió o cómo su equipo médico lo monitoreará en los próximos días y semanas”. USA TODAY se comunicó con la campaña de Trump para preguntar sobre las especulaciones.
Luego de 15 minutos sombríos hablando sobre la dispositivo y recordando el tiroteo que casi le costó la vida el sábado, su discurso de éxito giró en torno a quejas familiares de los mítines que han sido el sello distintivo de su campaña.
“Había linaje por todos lados y, sin requisa, de cierta forma me sentí muy seguro porque tenía a Altísimo de mi costado”, dijo Trump. “… No se supone que esté aquí esta tenebrosidad… No lo estoy y estoy frente a ustedes en este tablado por la favor de Altísimo todopoderoso”.
La responsabilidad de revelar las condiciones médicas
Varios expertos en lozanía mental afirman que los chismes sobre la resistor de una figura pública pueden dar extensión a suposiciones incorrectas y afectar a la lozanía mental de la persona. Aun así, los políticos tienen la responsabilidad de revelar sus problemas de lozanía legado el poder que ejercen en la sociedad. Aunque nunca es de buena educación cuchichear de los problemas de lozanía privados de alguno, en el caso de un político puede que esté más justificado.
“Cuando se observa a un funcionario electo muy poderoso experimentando públicamente un problema médico… es comprensible esperar un debate divulgado, así como una respuesta pública del líder”, dijo anteriormente a USA TODAY Laura Petiford, terapeuta matrimonial y abierto y enfermera psiquiátrica.
Distinto de eso, “las figuras públicas necesitan privacidad para afrontar la situación, reponerse y desarrollar una táctica para seguir delante, como todo el mundo”, dijo Amy Morin, psicoterapeuta, autora de “13 Things Mentally Strong People Don’t Do” y presentadora de un podcast. “Trabajar los problemas en privado puede darles espacio para diligenciar sus emociones y diseñar estrategias para seguir delante sin la distracción de opiniones externas”.
Donald Trump, personajes públicos y la cuestión de la privacidad médica
Es practicable hacer un acercamiento a la cara y los gestos de Trump y apañarse pistas, pero, en genérico, “solo vemos los síntomas externos y no podemos obtener el espectro completo de la lozanía de una persona y su historial médico basándonos en lo que vemos en los medios”, afirma Morin. “Sacar conclusiones sobre las condiciones de alguno basándonos en lo que vemos no es probable que dé como resultado un dictamen preciso”.
Lo que comienza como un susurro se va haciendo más válido con cada tuit, con cada aparición en los medios televisivos.
Los políticos, como cualquier otra persona, merecen tiempo para cuidarse. “Las figuras públicas, incluidos los líderes políticos, merecen un cierto nivel de privacidad en lo que respecta a sus problemas de lozanía personales”, dijo anteriormente a USA TODAY Brad Fulton, profesor asociado de mandato y política social en la Universidad de Indiana – Bloomington.
Todos tenemos límites, aunque en la contemporaneidad es practicable ignorar los límites de los demás. “En la era de las redes sociales, el divulgado en genérico se ha acostumbrado a compartir no solo sus momentos más privados, sino incluso a esperar que los demás hagan lo mismo”, dijo anteriormente la psicóloga Reneé Carr a USA TODAY.
Aun así, los políticos requieren un decano cómputo que la mayoría. La lozanía del presidente Joe Biden ha estado en el centro de la atención de la nación desde su autos en el debate del mes pasado; ha legado extensión a muchas conversaciones difíciles sobre el envejecimiento. Trump, por su parte, ha parecido ser él mismo en los últimos meses.
Los políticos deben cumplir con estándares más altos
Muchos expertos médicos opinarán sobre las figuras públicas que aparecen en las parte. Dicho esto, “no es ético que los profesionales de la lozanía diagnostiquen a personas a distancia, independientemente de que sean celebridades o políticos”, dijo Morin. “Pero puede ser importante comprobar de que alguno en una posición de poder esté siendo tratado por un profesional para certificar que aún tenga la capacidad de realizar las tareas asignadas a su puesto”.
Fulton explicó: “Puede acaecer situaciones en las que la lozanía de un líder político afecte directamente su capacidad para desempeñar sus funciones. En esos casos, puede acaecer un interés divulgado verdadero en conocer su estado de lozanía. Sin requisa, esas discusiones deben evitar ser especulativas o sensacionalistas”.
En cualquier caso, al considerar cuestiones de lozanía personal, Fulton señaló que “es importante equilibrar el derecho del divulgado a la información con el derecho del individuo a la privacidad”.
Querrías tener la misma privacidad para ti durante los momentos más crueles de la vida, ¿no? “Necesitamos privacidad no solo para afrontar la situación”, dijo Carr, “sino incluso para tratar de entender lo que nos ha sucedido o nos está sucediendo y tratar de encontrar la forma de seguir delante”.
Colaboradores: Sarah Wire y Darren Samuelsohn