- Existe una creciente conciencia sobre los efectos perjudiciales del calor extremo sobre la salud y los medios de vida, con iniciativas como el primer Día de Acción contra el Calor el 2 de junio.
- Un enfoque integral de Una Salud es esencial para abordar las crisis sanitarias interconectadas amplificadas por el cambio climático.
- Las estrategias de adaptación para construir sistemas de salud resilientes al clima son fundamentales, incluida la optimización de los sistemas de atención de salud ante fenómenos climáticos extremos, la mejora del monitoreo global de brotes de enfermedades y el desarrollo de evaluaciones de riesgos y planes de respuesta integrales.
Es oficial. El calor ya está firmemente en la agenda y en la conciencia pública. El 2 de junio fue el primer Día de Acción contra el Calor, que concientizó sobre los efectos perjudiciales del calor extremo en las vidas y los medios de vida después de que un informe revelara que 26 días de los 12 meses más calurosos registrados fueron días de calor “excesivo”, probablemente debido al cambio climático.
El impacto de un calor sin precedentes durante eventos de alto perfil, como los Juegos Olímpicos de Tokio en 2021, también ha generado preocupaciones sobre cómo afectará a los Juegos futuros, incluidos los Juegos Olímpicos de París este verano.
Como señaló el tenista de élite Novak Djokovic en Japón, las condiciones eran más duras que cualquier otra que hubiera experimentado en sus décadas de carrera: “Estás constantemente deshidratado; sientes que tienes pesos sobre tus hombros porque hay mucho calor, humedad y aire estancado”.
Estos efectos pueden ser aún más graves entre los jóvenes, los ancianos, los pobres y quienes se ven obligados a trabajar al aire libre, como se mencionó en un informe de principios de este año en el que participó el Centro Climático de la Cruz Roja y la Media Luna Roja. Sin embargo, el calor es un aspecto de los innumerables efectos del cambio climático que afectan la propagación de enfermedades y la infraestructura sanitaria.
Debido a la expansión de los hábitats de los mosquitos, el aumento de enfermedades relacionadas con la contaminación y enfermedades transmitidas por vectores como el dengue, la malaria y el zika requieren servicios de atención de la salud diferentes. Se prevé que para 2050 el cambio climático causará 14,5 millones de muertes y 12,5 billones de dólares en pérdidas económicas, y los países de ingresos bajos y medios se verán afectados de manera desproporcionada, ya que en los últimos 20 años han sufrido el 91% de las muertes por fenómenos relacionados con el clima.
Por eso es fundamental adoptar un enfoque integral y holístico de Una Salud para abordar eficazmente las crisis de salud interconectadas amplificadas por el cambio climático, con un fuerte enfoque en las estrategias de adaptación para mitigar los impactos en los sistemas de salud mundiales.
Es necesario actuar y debe ser rápido.
Enfoque Una Salud
La primera prioridad es un cambio radical de mentalidad en todo el mundo. Los gobiernos del Sur y del Norte Global deben adoptar un enfoque de Una Salud, que reconozca la conexión e interdependencia de la salud de las personas, los animales y la ecología. El enfoque de Una Salud busca equilibrar y optimizar la salud de cada uno, protegiéndolos de los efectos del cambio climático y reconociendo al mismo tiempo su interdependencia y el impacto resultante.
En la práctica, aplicar un enfoque de Una Salud significa que todas las acciones para prevenir, predecir, detectar y responder a las amenazas a la salud deben considerar las interrelaciones entre la salud humana, animal, vegetal y de los ecosistemas.
Por ejemplo, el enfoque exige que los investigadores y los evaluadores de riesgos integren y compartan conocimientos de diferentes disciplinas (por ejemplo, ciencias veterinarias, ambientales y de la salud humana) al evaluar los riesgos para la salud que plantean ciertos vectores de enfermedades o contaminantes. También exige que los gestores de riesgos y los encargados de la formulación de políticas aborden la fuente para prevenir y mitigar los riesgos para la salud, por ejemplo, reduciendo las presiones humanas sobre el medio ambiente.
En el Sudeste Asiático se han producido episodios recurrentes de brotes de gripe aviar. Se adoptó una estrategia integral de Una Salud, que fomenta la colaboración entre los sectores de la salud animal y humana para vigilar y gestionar la enfermedad. Las medidas incluyeron la erradicación de las aves de corral infectadas, la administración de vacunas a las aves y el fortalecimiento de los sistemas de vigilancia. Esta respuesta coordinada ayudó a suprimir nuevos brotes y la propagación del virus a los seres humanos.
Además, un enfoque proactivo para combatir la resistencia a los antimicrobianos en la Unión Europea implicó una estrategia “Una Salud”, que condujo al establecimiento de la Red Europea de Vigilancia de la Resistencia a los Antimicrobianos.
La red recopila y analiza datos de los sectores de la salud humana, la veterinaria y el medio ambiente para hacer un seguimiento y abordar las tendencias en materia de resistencia a los antimicrobianos. El enfoque cooperativo ha mejorado significativamente la gestión de la resistencia a los antimicrobianos y ha ayudado a promover el uso responsable y prudente de los antibióticos en todos los sectores.
“Las empresas han priorizado la reducción de su huella de carbono por sobre la adaptación climática: solo el 27 % considera la adaptación como una alta prioridad, en comparación con el 60 % que considera la mitigación”.
Estrategias adaptativas
La adaptación es un aspecto clave del enfoque Una Salud, pero puede adoptar varias formas.
1. Preparación para condiciones climáticas extremas
Los sistemas y profesionales de la salud deben estar preparados para fenómenos climáticos extremos, ya que éstos suelen incrementar la demanda de servicios de salud y a menudo socavan la disponibilidad de esos mismos servicios.
La adaptación a este nivel también es multifacética, e incluye el diseño de las instalaciones de atención de salud. Por ejemplo, ¿se puede garantizar el suministro de electricidad, calefacción y ventilación tras una inundación generalizada? Esta fase requiere consultas intersectoriales y profesionales, por ejemplo, con expertos en cambio climático, diseño de edificios o uso del suelo.
Las “ciudades esponja” de China son un ejemplo prometedor de una estrategia de adaptación creada para mejorar la gestión del agua urbana aumentando la permeabilidad de las superficies de la ciudad, creando espacios verdes y utilizando materiales y diseños que absorben y reutilizan el agua de lluvia.
2. Políticas y recursos en torno a los efectos sobre la salud
El calor extremo es un claro ejemplo de cómo los responsables de las políticas pueden mitigar los efectos del cambio climático sobre la salud. Los sistemas de alerta temprana pueden alertar a las poblaciones sobre fenómenos climáticos inminentes, como las olas de calor, lo que permite adoptar medidas de preparación.
Varias grandes empresas tecnológicas, incluidas Microsoft y Google, están colaborando con la Organización Meteorológica Mundial para mejorar las alertas, la velocidad de Internet, la previsión y la respuesta ante desastres utilizando inteligencia artificial y tecnología satelital.
Los sistemas de salud deben ser capaces de estabilizar rápidamente las poblaciones y la infraestructura después de fenómenos climáticos extremos y brindar tratamiento a largo plazo para afecciones como la inhalación de humo y los traumatismos posteriores a incendios forestales y otros incidentes similares.
3. Anticiparse a los brotes
La adaptación también puede implicar la preparación de los servicios de atención sanitaria para una pandemia o un brote de una enfermedad específica debido al cambio climático. Las medidas pueden incluir:
- Mejorar los sistemas de vigilancia mundial.
- Mejorar la comunicación y la educación.
- Realización de investigaciones sobre vacunación.
- Entender qué medidas de control servirán ante un brote.
Sin embargo, las empresas han priorizado la reducción de su huella de carbono por sobre la adaptación al cambio climático: solo el 27% considera que la adaptación es una prioridad alta, en comparación con el 60% que considera que la mitigación es una prioridad. Además, la pandemia de COVID-19 puso de relieve cómo la reducción de la capacidad de la fuerza laboral puede afectar la productividad y las cadenas de suministro, lo que subraya la necesidad de realizar más análisis de las vulnerabilidades del sector a los shocks climáticos.
Sistemas de salud resilientes al clima
También se llevarán a cabo actividades de preparación, adaptación y mitigación a medida que se desarrollen evaluaciones integrales de riesgos, estrategias de respuesta y planes de control para monitorear y abordar problemas de salud relacionados con el clima, como la propagación de enfermedades transmitidas por mosquitos.
Las respuestas exitosas a las crisis sanitarias en el pasado, como el brote de SARS en 2002 y el brote de cólera en Mozambique, ponen de relieve la importancia de los esfuerzos internacionales coordinados. La creación de un sistema de salud resiliente al clima requiere planificación de la adaptación, investigación, recopilación continua de datos, creación de capacidad y formulación de políticas claras.
Las asociaciones público-privadas innovadoras también pueden llenar un vacío para que las poblaciones vulnerables puedan utilizar mejor los datos predictivos que están a su alcance, incluidos los relativos a las olas de calor. La iniciativa multisectorial Clima y Salud del Foro se dedica a desarrollar estas estrategias de adaptación y a mejorar la gestión de la intrincada relación entre los impactos climáticos, los ecosistemas y la infraestructura sanitaria.
Ahora que el calor está en la agenda, podemos verlo como parte de una estrategia integrada para mitigar los daños del cambio climático, del que todos somos responsables.