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NASCAR obtiene su primera victoria en la batalla charter contra 23XI y Front Row

En la primera gran batalla de la Guerra de los Estatutos de NASCAR, NASCAR consiguió una primera victoria definitiva en la defensa de su control sobre el deporte. El viernes, un juez federal falló contra 23XI Racing y Front Row Motorsports, negando su petición de una orden judicial que les hubiese tolerado competir bajo el sistema Charter existente mientras que sigue su demanda. Para estos equipos, es un duro golpe. El fallo quiere decir que no están más cerca de la seguridad de la Carta por la que luchan, y es una enorme victoria para NASCAR en lo que se concreta como una batalla legal agotadora.

23XI Racing, copropiedad del icono de la NBA Michael Jordan y del conduzco permanente de Joe Gibbs Racing, Denny Hamlin, es uno de los equipos más nuevos y valientes de NASCAR. Mientras, Front Row Motorsports pertenece al empresario de restaurants Bob Jenkins. Los dos equipos se negaron a firmar el pacto Charter negociado en los últimos tiempos y sellado esta temporada, argumentando que los términos de NASCAR asfixiarían sus operaciones. En cambio, presentaron una demanda antimonopolio contra NASCAR, aduciendo que el organismo sancionador y la familia France “operan sin trasparencia, han sofocado la competencia y controlan el deporte de las carreras de autos stock de formas que los favorecen inmerecidamente a cargo de los dueños de equipos, pilotos, patrocinadores, asociados y entusiastas, por medio de prácticas anticompetitivas”.

El sistema Charter, para los no iniciados, marcha fundamentalmente como un modelo de franquicia. Los charters garantizan la entrada a cada carrera, resguardando a los equipos de tener que clasificarse cada vez. Es un enorme inconveniente, en especial en un deporte donde la participación incesante en las carreras es esencial para la supervivencia. Cuando NASCAR señaló que los dos equipos podrían proseguir compitiendo en dos mil veinticinco, mas como equipos no registrados, en esencia van a ser degradados a equipos no registrados, y van a quedar combatiendo por anotarse en la carrera como los festeros que procuran pasar al portero. En contestación, 23XI y Front Row pidieron una orden judicial para competir como equipos Chartered mientras que se desarrolla la demanda. Mas el juez federal de distrito Frank D. Whitney cerró la puerta de cuajo a esa petición.

El juez Whitney, que meridianamente no es de los que se dulcifican, apuntó que 23XI y Front Row podrían haber firmado Charters si así lo hubiesen querido, mas se abstuvieron. “En cambio, han optado por no hacerlo por el hecho de que no han podido negociar un contrato sin cuya predisposición se quejan”, aseveró. “Como tal, este daño especulativo no justifica la reparación excepcional de una medida cautelar preliminar”. Whitney lo dejó claro: si los equipos deseaban eludir todo esto, tenían una opción: sencillamente no les agradaban los términos.

Es una postura valiente, mas es propia de NASCAR. A lo largo de décadas, el organismo sancionador ha mantenido un riguroso control sobre el deporte, resistiéndose de forma frecuente a cualquier reacción significativa por la parte de los equipos, pilotos o dueños. La historia de NASCAR está repleta de reyertas en las que la familia France ha rechazado los retos a su autoridad.

En el alegato sobre el estado del deporte el viernes en Phoenix Raceway, el presidente de NASCAR, Steve Phelps, y el directivo de operaciones, Steve O’Donnell, presentaron su resumen anual, mas eludieron las preguntas sobre la disputa por el Charter. Phelps, no obstante, afirmó que el pacto del Charter “fue justo”, sugiriendo que las objeciones de los equipos podrían carecer de fundamento.

“Eminentemente, la enorme victoria para los equipos de carreras fue el dinero”, afirmó Phelps. “Y no voy a entrar en de qué forma se ve esa división del dinero, mas lo que sí afirmaré es que esa cantidad de dinero ahora pone al equipo de carrera desde el veinticinco como el mayor adjudicatario de nuestro pacto con los medios. Lo hicimos por el hecho de que los equipos de carrera estaban del revés financieramente”.

Eso prácticamente parecía ser una rama de olivo ofrecida por NASCAR, mas meridianamente no basta para 23XI y Front Row.

Forbes23XI Racing, la apuesta legal de Front Row: ¿Podría mudar NASCAR por siempre?abd"/>

Jeffrey Kessler, el poderoso letrado que representa a los dos equipos, dejó claro que esta riña está lejos de acabar. Ya se prepara para una apelación, resuelto a sostener la presión sobre NASCAR. “Estamos satisfechos con la resolución del tribunal de apresurar el descubrimiento y apresurar el cronograma en nuestro caso contra NASCAR”, afirmó Kessler en un comunicado. “Aunque estamos desilusionados de que la medida cautelar preliminar haya sido rechazada sin perjuicio y por ser prematura, que pretendemos apelar, esta denegación no guarda relación con el fondo de nuestro caso. Mis clientes del servicio avanzarán para competir en dos mil veinticinco y proseguirán combatiendo por un sistema más justo y equitativo en NASCAR que cumpla con la ley antimonopolio”.

Esta reyerta es el inicio. NASCAR y sus opositores se preparan para un choque de alto peligro que podría redefinir el poder y el control en el deporte. De momento, NASCAR ha logrado una temprana victoria. Mas con Kessler presto a apelar y los equipos negándose a dar marcha atrás, nos espera un largo y accidentado camino por delante. Una cosa es segura: esta batalla por los estatutos apenas se calienta y las riñas más esenciales aún están por venir.