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La victoria de Donald Trump desafía la noción de una comunidad POC unificada

Para muchos miembros de la comunidad negra, ver las noticias sobre la victoria presidencial de Donald Trump les produjo un sentimiento bastante difícil de superar: una profunda sensación de desconexión. No se trataba solo de sentirse desconectado de un país que lo eligió; asimismo propuso preguntas sobre el débil término de comunidad de personas de color (POC). A lo largo de años, POC se ha empleado para reunir a un conjunto diverso de personas que tienen poco en común alén de existir fuera de la mayor parte blanca. Mas como quedó claro en esta elección, no estamos tan unidos como sugiere esa etiqueta.

El desglose de la demografía de los votantes

Las encuestas a pie de urna de estas elecciones revelan la gama de preferencias políticas en las comunidades con frecuencia agrupadas bajo la etiqueta “POC”. Los votantes blancos formaron la mayor parte con un setenta y uno%, inclinándose cara los republicanos, con un cincuenta y cinco% votando a los republicanos y un cuarenta y tres% a los demócratas. Los votantes negros, que formaban el once% del electorado, apoyaron apabulladoramente al aspirante demócrata: el ochenta y seis% votó por los demócratas y solo el doce% por los republicanos. Los votantes hispanos/latinos representaron el doce% de los votos, dividiéndose en un cincuenta y tres% demócrata y un cuarenta y cinco% republicano. Los votantes asiáticos representaron el tres% y se inclinaron por los demócratas, con un cincuenta y seis% votando por los demócratas y un treinta y ocho% por los republicanos. Otro tres% de los votantes se identificaron como “Otros”, lo que muestra una ligera preferencia republicana del cincuenta y tres% al cuarenta y tres%.

Este desglose destaca la diversidad política que existe en las comunidades de color, retando la idea de un bloque de votación unificado del POC.

Los votantes hicieron oír su voz sobre los resultados:

El desglose de las encuestas a pie de urna muestra de qué forma el término POC puede esconder diferencias esenciales. Por poner un ejemplo, al paso que las mujeres negras votaron apabulladoramente contra Trump, con un noventa y dos% de votos demócratas, el apoyo de otros conjuntos fue menos unificado.

Los estadounidenses expresaron su frustración:

Los votantes masculinos latinos se dividen de forma más equitativa, con un cincuenta y cuatro% votando a los republicanos y un cuarenta y cuatro% a los demócratas, lo que refleja una tendencia creciente de apoyo conservador en determinadas comunidades hispanas/latinas, singularmente entre los cubanoamericanos en Florida.

La alta participación entre los votantes latinos masculinos, particularmente en Florida y Texas, destacó las diferencias políticas que retaron la unidad tácita en la etiqueta POC. De forma afín, unas partes de la comunidad asiática se inclinaron cara Trump, particularmente entre los vietnamitas-estadounidenses, quienes citaron fuertes sentimientos anticomunistas como razón para su apoyo. Esto fue chocante para muchos en la comunidad negra, donde el noventa y dos% de las mujeres negras y el ochenta% de los hombres negros votaron contra Trump con la esperanza de pelear contra las injusticias sistémicas que afectan las vidas de los negros.

Según diferentes fuentes, está claro por qué ciertos hombres latinos apoyaron a Trump en las elecciones de dos mil veinticuatro. Para muchos, las promesas económicas que hace como empresario charlan de sus objetivos de estabilidad y desarrollo. Su postura dura sobre la inmigración asimismo atrae a quienes ven políticas más estrictas como una forma de asegurar la justicia. Alén de eso, ciertos hombres latinos conectan con los valores de Trump sobre masculinidad y tradición. Y para quienes se sienten ignorados por las políticas demócratas, la plataforma de Trump semeja ser la opción alternativa que buscan.

Esto destaca qué compleja es verdaderamente la etiqueta POC, pues al final del día, no todas y cada una nuestras comunidades están conformes en lo que más importa.

La tensión sobre la solidaridad de los POC

Esta elección expone fisuras en la idea de una comunidad POC unificada. Aunque los votantes negros con frecuencia apoyan causas demócratas debido a injusticias sistémicas, posiblemente otras comunidades de color no sientan exactamente las mismas presiones ni compartan exactamente las mismas prioridades. Las mujeres negras, singularmente, han participado en cantidades récord en causas de justicia, con frecuencia efectuando el trabajo sensible y físico de abogar por la equidad.

Las mujeres negras siempre y en todo momento han sido defensoras de todas y cada una de las personas de color, singularmente a lo largo de las temporadas electorales, cuando reluce su dedicación al compromiso civil. Con frecuencia llamadas la columna vertebral de los sacrificios demócratas, las mujeres negras asistieron en cantidades récord, abogando por políticas y aspirantes que apuntan a prosperar a las comunidades marginadas. Su papel iba alén de producir votos; organizaron, formaron y movilizaron a los votantes de todas y cada una de las comunidades, presionando por la equidad y la justicia para todos. Este compromiso ha transformado a las mujeres negras en una fuerza poderosa en el momento de dar forma a los paisajes políticos y respaldar cambios que favorezcan a todas y cada una de las comunidades de color.

Las mujeres negras educadas intervinieron:

El término POC con frecuencia borra las historias y luchas únicas de diferentes comunidades. No todas y cada una de las personas de color encaran exactamente los mismos miedos, como preocuparse por la violencia policial o sentirse inseguros en los institutos electorales en áreas predominantemente blancas. Aunque la solidaridad es esencial, asimismo debemos reconocer que la experiencia negra en U.S.A. es diferente de otras, y eso está bien.

Reflexionando sobre la auténtica solidaridad

Esta elección sirve como recordatorio de que la solidaridad entre las comunidades de color debe reconocer y respetar estas diferencias. Aunque podemos compartir ciertas luchas como POC, cada comunidad tiene su historia, valores y prioridades.

La unidad auténtica requiere más que ademanes superficiales; Solo se puede conseguir un progreso significativo cuando los sacrificios van alén de las apariencias. Si U.S.A. sigue confiando en la unidad simbólica sin abordar inconvenientes reales, corre el peligro de imponer una carga injusta a la comunidad negra sin producir un cambio durable.

De cara al futuro, tal vez sea hora de ir alén de la idea de que la unidad entre las personas de color requiere uniformidad. Reconocer los retos únicos que encara cada conjunto deja una auténtica solidaridad, arraigada en el respeto mutuo y el compromiso de respaldar las necesidades concretas de cada uno de ellos. Solo entonces vamos a poder crear un futuro en el que las mujeres negras y todas y cada una de las comunidades de color sean realmente vistas, escuchadas y valoradas, no solo por su repercusión electoral, sino más bien por la riqueza de sus identidades individuales.