Vea en vivo cómo los civiles de Polaris Dawn ingresan al malogrado crudo del espacio

Sarah Gillis no es lo que se podría considerar una cosmonauta de carrera. Sin incautación, en tan solo unas horas, la ingeniera de SpaceX de 30 abriles se unirá al piloto y “temerario multimillonario” Jared Isaacman en una caminata espacial que hará historia.

Los dos se convertirán en los primeros civiles en flotar a través del infructifero del espacio protegidos por poco más que un nuevo traje espacial práctico.

Mientras tanto, sus compañeros de tripulación Scott Poteet y Anna Menon permanecerán en la cápsula, protegidos por los mismos trajes, mientras el distinción se drena del transporte y la puerta solitaria se abre al cosmos crudo que hay más allá.

SpaceX ha proporcionado un asiento en primera fila para el evento en forma de enlace en vivo; se dilación que la caminata espacial tenga ocupación por la mañana a las 06:23 UTC (02:23 EDT) del jueves 12 de septiembre.

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La encargo se encuentra actualmente en su segundo día de ámbito, habiendo aprehendido recientemente su pico máxima de 1.400 kilómetros (870 millas) sobre la superficie de la Tierra, muy por encima del pico de aproximadamente 460 kilómetros de la Periodo Espacial Internacional.

De hecho, desde las misiones Apolo ningún ser humano se había arriesgado tan allá de la comodidad de la ámbito.

Han pasado casi seis décadas desde que el cosmonauta soviético Alexei Leonov hizo historia al salir de su diminuta cápsula Voskhod 2 a cientos de kilómetros de la superficie. Su torpe caída de 10 minutos sería solo la primera de cientos de actividades extravehiculares llevadas a punta por astronautas y cosmonautas que arriesgan sus vidas en la exploración del espacio.

A medida que surge un nuevo amanecer en los viajes espaciales financiados con fondos comerciales, los avances en el conocimiento y la tecnología están redefiniendo las expectativas sobre quiénes pueden tener derecho a ocurrir el peligro de aventajar los límites en nombre de la ciencia, la exploración y tal vez un toque de búsqueda de emociones.

Los llamados astronautas civiles no son una novedad en los viajes espaciales. Para ser más técnicos, Neil Armstrong ya no trabajaba para el ejército cuando se convirtió en la primera persona en tirar su huella en el polvo de la Refleja.

Por supuesto, el extenso entrenamiento de Armstrong como cosmonauta en el período previo a su histórica encargo hace que su status sea trivial. Desde entonces, una serie de personas de diversos orígenes no gubernamentales han realizado intensos controles de sanidad y un entrenamiento pesado para ganarse un ocupación amarrado a un cohete para un breve espejismo por el cúpula celeste.

Sin incautación, ningún ha tenido la oportunidad de ensayar las inhóspitas profundidades de la error desde detrás de una flaca ventana de policarbonato, cobre y óxido de indio mientras flotan en caída libre.

El equipo no sólo pondrá sus nuevos y sofisticados trajes espaciales a la prueba máxima, sino que la encargo es una demostración de lo que la tecnología espacial financiada comercialmente es capaz de obtener: proteger los frágiles cuerpos humanos allá del refugio de la ámbito ámbito.

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