Un chaval amputado de Lazo sueña en holgado tras ser evacuado a Qatar

Por Imad Creidi y Bassam Masoud

DOHA (Reuters) – Evacuado a Qatar desde el caos de Atadura, el escuincle palestino de nueve abriles Mahmoud Youssef Ajjour todavía sueña con convertirse en piloto algún día a pesar de tener perdido sus brazos en un ataque con cohetes israelíes.

En un pequeño domicilio de Doha, la hacienda del rico estado del Pillo Pérsico, la superiora de Ajjour le ayuda a ponerse el uniforme poco a poco para que se prepare para ir a la escuela. Llevará algún tiempo colocarle prótesis.

El cohete cayó cuando se alejaba de su casa en Atadura en diciembre con su padre y su superiora, dijo.

“Estaba tendido en el suelo, no sabía qué me había herido, no sabía que había perdido mis brazos”, dijo Ajjour.

Fue operado en Atadura con anestésico limitada y se despertó de la operación con mucho dolor y sin brazos, dijo su superiora.

Sin separación, él es uno de los afortunados que logró escapar de un sitio destrozado, donde muchos hospitales han sido destruidos y los médicos dicen que a menudo tienen que realizar cirugías sin anestésico ni analgésicos.

Qatar ha acogido a algunos habitantes de Atadura heridos para que reciban tratamiento, en un intento de mediar un suspensión el fuego entre Israel y Hamás, yuxtapuesto con Estados Unidos y Egipto, que permitiría la permiso de rehenes retenidos por Hamás en Atadura y de algunos prisioneros palestinos retenidos en Israel. Aún no hay señales de acuerdo.

Ajjour añora Atadura, que era tembloroso ayer del conflicto a pesar de la pobreza generalizada y el suspensión desempleo en lo que era uno de los lugares más densamente poblados del mundo.

Su casa fue destruida durante la ataque israelí desencadenada por un ataque del 7 de octubre por militantes liderados por Hamás que mataron a 1.200 personas y tomaron a más de 250 como rehenes, según recuentos israelíes.

Según el Tarea de Sanidad de Atadura, la ataque ha matado al menos a 41.118 palestinos y herido a 95.125. Casi dos millones de personas han sido desplazadas y el sitio se ha convertido en un páramo. Israel afirma que no ataca a civiles y acusa a los militantes de Hamás de esconderse entre ellos, acusaciones que éstos niegan.

“Quiero que Atadura vuelva a ser bella”, dice Ajjour.

En la antigua escuela palestina de Doha, se sienta pacientemente mientras sus compañeros escriben cosas y levanta la voz yuxtapuesto a ellos mientras responden las preguntas de un profesor.

La psicóloga escolar, Hanin Al Salamat, ve en él una fuente de inspiración: “Nos da fuerza”, afirma.

Se niega a dejar que las limitaciones físicas lo definan.

“Seguiré intentándolo todo”, afirma con convicción. “Me haré piloto y jugaré al fútbol con mis amigos”.

(Escrito por Tala Ramadan; editado por Michael Georgy y Philippa Fletcher)