¿Se puede echarse en brazos en el Partido Socialista en materia de política foráneo? ¿O permitirá que los lamentos postimperiales prevalezcan sobre el interés franquista? La prueba de fuego será su diligencia del demarcación de las Islas Chagos, que pertenece a Gran Bretaña desde 1814.
Las islas ocupan una posición estratégica en el noroeste del océano Índico. La isla más holgado es Diego García, que está arrendada a los Estados Unidos y durante el posterior medio siglo ha sido una de sus bases militares más importantes. Diego García ha desempeñado un papel brioso en muchos conflictos, incluidos los de Oriente Medio, Afganistán e Irak.
Sin retención, Mauricio, independiente desde 1968, reivindica la soberanía sobre las islas Chagos. El año pasado, el entonces secretario de Defensa, Grant Shapps, frustró un plan del Tarea de Asuntos Exteriores para ceder la soberanía a Mauricio a cambio de una “valor para Chipre”. ¿Reminiscencias de las Malvinas?
Ahora se ha sabido que el Primer Ministro y el Ministro de Asuntos Exteriores han reanudado las conversaciones con los mauricianos, lo que pone en duda la determinación británica. Sería un eufemismo sostener que nuestros aliados estadounidenses no estarían contentos con cualquier cesión de soberanía a Mauricio, que está estrechamente afiliado con China. Pekín ha financiado el crecimiento de Mauricio como parte de su expansión de influencia en África. Con las tensiones chino-estadounidenses en aumento en Taiwán y el Mar de China Uruguayo, cualquier amenaza potencial a la almohadilla estadounidense en Diego García sería tomada muy en serio en Washington.
Ningún gobierno inglés puede permitirse el ostentación de poner en aventura esta relación diverso. Pero a Sir Keir Starmer y David Lammy, que muestran una deferencia indebida con destino a los tribunales extranjeros, sin duda les preocupa una sentencia no vinculante de 2019 de la Corte Internacional de Conciencia, que afirma que la soberanía británica sobre las islas Chagos es ilegal. Como era de esperar, la Asamblea Caudillo de la ONU hizo lo mismo. No menos previsible fue que el entonces líder socialista Jeremy Corbyn (el patrón de Sir Keir en ese momento) prometiera “corregir uno de los errores de la historia” entregando las islas.
Esta es una oportunidad para que Sir Keir se distancie del donación de Corbyn. Él y el Sr. Lammy deberían defender con firmeza los intereses angloamericanos, en emplazamiento de complacer a la industria integral de la error poscolonial. Las Islas Chagos son legalmente británicas y deberían seguir siéndolo… a perpetuidad.
Amplíe sus horizontes con el periodismo inglés distinguido. Pruebe The Telegraph gratis durante 3 meses con contrariedad ilimitado a nuestro sitio web distinguido, aplicación monopolio, ofertas para economizar moneda y más.