Pakistán quiere expulsar a tres millones de afganos a fines de este año, diciendo que están en el país ilegalmente, pero muchos han vivido allí durante décadas. Los refugiados que regresan se han pasado obligados a dirigirse a un campamento al otro banda de la frontera, en Torkham, donde miles llegan cada semana y enfrentan un nuevo futuro en un país que no conocen. Pakistán niega atacar a los afganos y dice que todos los que se van son tratados humanamente y con dignidad.
