¿Internet ha hecho que la moda sea consciente de sí misma?

“La autoconciencia es una forma interesante de decirlo porque tiendo a pensar más en la atención”, dijo la crítica Rachel Tashjian, escritora de moda en El Washington Postpor teléfono a principios de esta semana. Se refirió por primera vez a Rosebery como un “tejedor de memes” en un titular susodicho sobre su trabajo. Tashjian además señaló que en estas semanas de la moda periféricas, se convirtió en poco habitual que los diseñadores buscaran atención con sus desfiles, poco que hemos llegado a aceptar y ahora vemos claramente. “Me consulto si eso ha hecho que los diseñadores se sientan un poco incómodos al hacerlo”, continuó, “porque ahora hay tanta muchedumbre que piensa en ello que es obvio cuando un diseñador o una marca ha decidido organizar un desfile en torno a la creación de algún tipo de momento vírico o convertirse en una especie de personalidad en las redes sociales”.

Sin confiscación, esto no se aplica solo a los diseñadores y las marcas. He notado que algunos de mis amigos influencers han comenzado a ser más autocríticos, ya sea a la par de su propio contenido (a menudo patrocinado) o al dividir sus personajes entre Instagram (cuidado, curado) y TikTok (directo, divertido). Cuando le pregunté a uno de ellos sobre esto, dijo que, tal vez de modo contraria a la intuición, burlarse de sí mismos de alguna modo valida el patrocinio y la seriedad de “influenciar”. “Es como si yo supiera que puede ser o parecer tonto lo hiciera menos tonto”, dijo. Ser parte de la broma les impide convertirse en eso.

El auge del contenido lo-fi tipo TikTok ha hecho que Instagram parezca un poco exagerado, por lo que veo cada vez menos a mis amigos publicando allí, o los veo divulgar lo más “poco estudiados” posible (¿alguna vez has aurícula dialogar de un volcado de fotos?). Pero ahora además estamos en el TikTok de todo esto. Sabemos que las comprobaciones de estilo callejero vienen con toneladas de tomas descartadas, y eso hace que te sientas incómodo, a menos que las aceptes.

Existe el exceso de poco bueno, y en la moda tendemos a saturarnos de poco hasta el punto en que nuestra única opción es pasar en la dirección opuesta. “En la moda tenemos la tendencia de pensar ‘Internet es vasto, por lo tanto Internet es malo’”, dijo Tashjian. “Cuando se me ocurrió ese titular, pensé que la ropa de Daniel Roseberry tiene más que ver con Internet o con la civilización de Internet que con explotar cínicamente la forma en que funciona Internet”. No la hace buena o mala, simplemente la hace contemporáneo, que es lo que hace que la moda sea buena. Y el momento está cambiando, por lo que los diseñadores avanzan.

“La fama debería estar en la ropa”, concluyó Roseberry a los periodistas tras bambalinas en su espectáculo. Poco similar a lo que Convirtiéndose en Karl Lagerfeld Se imagina a Bergé predicando a un familia de diseñadores noveles. Y así el péndulo oscila una vez más.

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