El espectáculo más importante del miércoles fue el de Wales Bonner, una oda al estilo noctámbulo de los ídolos matinales mezclado con una sensación de satisfacción veraniega y un símbolo de empoderamiento cultural.

La diseñadora Grace Wales Bonner ha construido una estética para celebrar la riqueza cultural de la diáspora negra, desde África hasta el Caribe, y este espectáculo fue el extremo en subrayar la rica vena cultural que es.
Para el próximo verano, anunció a la cómico textil de Puerto España, Althea McNish, cuyos estampados tropicales fueron la tramoya esencia de esta colección. Curiosamente, de los tres estampados esencia (algunos con púrpura imperial romano y otros con verde musgo), el estampado esencia estaba simplemente en blanco y enfadado, un floral indeterminado perfectamente curia. Llamó al espectáculo y a la impresión esencia ‘Midnight Palms’, que resume la longevo sagacidad de Wales Bonner: su inteligente autoedición.
Su sagacidad para confeccionar prendas suficiente clásicas (un esmoquin blanco de Humphrey Bogart o una chaqueta de Harry Belafonte con camisa abierta), pero cada una con su propio toque sutil. Como recadero desplazados; o un timbre realizado en cristal; o una cintura rematada en grosgrain.
Su estilo todavía era suficiente consumado: un suave Henley color crudo con un esmoquin de formalidad estilo Hollywood; una chaqueta de cuero gruesa combinada con un traje de baño.
Respaldada por una gran lado sonora de doblaje cortesía de James William Blades y los músicos senegaleses Obree Daman e Ibou Calabasse, esta fue una afirmación de moda de primer nivel.

Hace una período, los creativos negros lamentaron con razón su desliz de ataque a posiciones de poder en la moda, especialmente en Francia. Pero la aparición de Virgil Abloh y ahora Pharrell Williams a Vuitton demuestra que las puertas ya están abiertas. Sin requisa, a aventura de circunscribir a los diseñadores por el color, hay que aseverar que su longevo defensora es Grace Wales Bonner.
Su exposición de hoy interiormente de un ala del museo más renombrado del mundo, el Louvre, pareció una afirmación importante. Eso es porque así fue. La celebración de sus numerosas culturas de la diáspora negra, aliadas a la sastrería de Savile Row; tejidos de primera calidad; y los gigantes del deporte corpulento fue verdaderamente lucrativo.
Doblemente, menos de dos semanas antaño de que los votantes franceses decidan si eligen para el poder a un partido de extrema derecha, el Rassemblement Nationale, cuya política distintiva es proponer preferencias nacionales. Una política que crearía efectivamente dos clases de ciudadanos, con los derechos de los franceses de origen enfadado y árabe degradados en comparación con los de los blancos. Que no haya ningún error al respecto.
Por eso, sin mencionar una palabra de política, este desfile de Wales Bonner será casi con toda seguridad el espectáculo de la temporada de París.
Per aspera ad astra.
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