
Foto por: Kevin Kinder/BlueGoldNews.com
El preparador en dirigente de West Virginia, Darian DeVries, hace un comentario durante la maña del martes.
MORGANTOWN – El nuevo preparador de baloncesto de West Virginia, Darien DeVries, ofreció una visión poco global de su primer equipo de baloncesto como preparador de los Mountaineers el martes al abrirlo a los medios, pero si dilación predicciones, conclusiones u observaciones significativas, ha llegado al lado errado.
Lo único que se ha aprendido con certeza es que las zapatillas de deporte actuales chirrían más que nunca cuando los jugadores se ponen en marcha, se detienen y saltan. El aumento del convexidad puede incluso aventajar el aumento del precio.
Posteriormente de todo, estamos tan pronto como a mediados de julio. El baloncesto, como las calabazas, está fuera de temporada en este momento, y este equipo está formado por un preparador y un corro de jugadores que tan pronto como se conocen los nombres, y mucho menos sus habilidades y preferencias en el baloncesto. Hubo algunas cosas buenas, otras no tanto; las buenas fueron recibidas con choques de manos y un momento de aplausos por parte del cuerpo técnico.
¿Lo malo? Bueno, escuchemos un momento en el que comenzó el solaz de 5 contra 5 en toda la cancha. DeVries detuvo el solaz para informar a los equipos vestidos de blanco y garzo: “Ya es un solaz de maña y solo llevamos un minuto y medio”.
“Cuando tienes un corro formado por jugadores nuevos, lleva un tiempo entenderse entre sí, entrenadores y jugadores”, comenzó DeVries. “Los entrenadores intentan descubrir cómo utilizar las fortalezas individuales de cada componente y ponerlo en la mejor posición para tener éxito.
“Y al revés, los jugadores intentan descubrir qué es lo que quieres de ellos”.
El objetivo es obvio.
“Hay que ilustrarse a cobrar juntos como corro”, dijo DeVries. “Esa es la parte que lleva más tiempo”.
Y aunque muchos jugadores grandes no están del banda de DeVries en este momento, el momento sí lo está. Su hijo y mayor anotador esperado, Tucker DeVries, que regresó de una rehabilitación de una daño en el hombro hace una semana, y Javon Small, un componente transferido de Oklahoma State que se dilación que sea una parte esencia del equipo de este año, se unieron tarde a los entrenamientos de verano.
No hay razón para que DeVries, el preparador, se apresure a hacer cero.
El equipo parte en un par de semanas en un delirio de verano a Italia, en parte recreo, en parte educación de baloncesto, pero sobre todo sólo un momento para construir el tipo de química necesaria para aventajar los altibajos, los altos y bajos, la alegría y las lágrimas de una larga temporada.
En este momento, las dos trivio más importantes para el equipo no son las X y las O, sino la creación de una ID: identidad.
“Estamos creando una identidad. ¿Qué queremos que sea y cómo queremos que se vea todos los días?”, dijo. “Les dije que, en un día como hoy, con los medios de comunicación aquí o incluso si solo viene un fan, deberían poder retener cuál es nuestra identidad.
“Si no pueden, aún no hemos llegado”.
¿Y cuál quiere que sea esa identidad? Los equipos de Bob Huggins se definían por su físico, los de John Beilein por los tiros de tres puntos. ¿Qué es lo que DeVries se esfuerza por crear como identidad?
“Queremos que salgan de nuestro pabellón y hablen de lo duro que jugamos, de la energía y el entusiasmo con los que jugamos, de lo conectados que estamos”, dijo.
Casi se podía deletrear su mente –o al menos su camisa– mientras hablaba, pues su camiseta decía “WVU ENERGY”.
La precisión aún no está del todo clara. Las combinaciones están en sus inicios. Los roles aún están por explicar.
“Deberías haberlo manido el 8 de junio”, dijo DeVries sobre la maña del martes. “Uf. Hemos renovador mucho. Está llegando. El progreso llegará. A veces, como preparador, lo quieres hoy, pero eso no es realista”.
Uno de los aspectos más intrigantes de lo que en realidad es un cuestionario es que el líder del equipo es el hijo del preparador, Tucker, un estudiante de final año que ha superado los 20 puntos por partido en cada una de las últimas dos temporadas mientras jugaba para su padre en Drake.
Uno pensaría que siendo un componente senior y con su currículum, esta sería una temporada sin las presiones del pasado, pero él dice que no es así.
“No importa dónde esté, siempre intento demostrar mi valía y mejorar. Este año, al ser un corro nuevo y una especie de nuevo principio, queremos demostrar como corro lo que somos y tratar de cobrar tantos partidos como sea posible. Creo que todos los que tenemos están motivados para hacerlo”, afirmó.
“Tenemos muchos jugadores de final año. Conozco a este corro de jugadores de final año y a algunos de los más jóvenes, y parece que todos los jugadores de este vestuario tienen poco que demostrar”, dijo Tucker. “Tenemos mucho que demostrar aquí. Nos queda un año, a los jugadores de final año, y todos tenemos un nuevo principio, un nuevo principio y lo estamos haciendo juntos.
“Hay muchos jugadores en el vestuario que han sido los mejores en equipos que no han manada tanto y jugadores que no han jugado tanto en equipos que sí ganaron. Es como intentar demostrar lo que valen en este nivel y unirnos y darlo todo”.
En la mezcla además hay un par de estudiantes de primer año que pueden felicitar más ayuda de la que se podría esperar de jugadores jóvenes en un equipo con muchos jugadores senior: Jonathan Powell y KJ Tenner.
“Me encantan los novatos que trajimos”, dijo Tucker DeVries. “Igualmente es bueno tener jóvenes en el vestuario. Como estudiante de cuarto y botellín año, no eres tan tonto como cuando eras novato. Remembranza ser ese tipo cuando era novato. Tener eso en el vestuario es en realidad formidable. KJ trae esa sonrisa todos los días e ilumina a todos los demás”.