El baloncesto desconsiderado nos recuerda que se puede permitir la defensa y seguir siendo divertido

Basketball was the sport I played the longest growing up, and I love its simplistic beauty. It’s not an overly complicated game, yet if it’s played well, it can be such a joyous game to play and watch.

However, I can’t stand the NBA, which is supposed to be the highest and most developed level of the sport. The part that annoys me the most – more than the fact that all superstars act like divas and that it’s a super pro-woke league – is the fact that the league has done everything it can to erase defense from the game.

La forma más dramática en que la cinta ha hecho esto es penalizando a los jugadores por quedarse. Durante más de tres segundos en la pintura. (Si un defensor hace esto, el otro equipo recibe una errata técnica de un tiro). Cuando la NBA hizo oficial esta regla en 2001, pensó que esto permitiría jugadas más explosivas en el aro y aumentaría la puntuación en los partidos.

En cambio, se ha convertido, como dijo el ex cojín de la NBA, en John Wall dijoun movilidad de recogida glorificado.

Tiene toda la razón al 1000%.

El baloncesto de la NBA se ha convertido en un movilidad en el que el aislamiento es un número determinante, lo que obliga a la mayoría de los defensores a tener que defender a los mejores jugadores del mundo en el movilidad uno a uno. Como nadie puede quedarse en la pintura para ayudar en esas situaciones, casi cualquiera puede salir al aro con relativa facilidad y a voluntad.

No hay una organización ataque más allá de “pasarle el balón a tu mejor tahúr, dejar que lo haga driblar durante 10 segundos, tal vez darle un pick and roll de vez en cuando y proponer que es una buena ataque”. No hay movimientos ni contraataques (expandiré esto en un momento) y eso ha diluido por completo la belleza del movilidad que amo.

A Dios gracias, el formato desconsiderado nos está demostrando que todavía se puede aventurar un atún baloncesto sin eliminar la defensa.

Permitir que los defensores permanezcan en la pintura mejoramiento el movilidad

Hoy, el equipo masculino de baloncesto de Estados Unidos jugó su postrer partido de exhibición antiguamente de los Juegos Olímpicos de Verano de 2024 contra Alemania. Si solo miras el tanteador (una trofeo de los estadounidenses por 92-88), podrías pensar que fue un partido de baloncesto tedioso de ver. Posteriormente de todo, un partido no puede ser emocionante si los equipos no se combinan para anotar al menos 230 puntos y no lanzan triples con paso a espaldas todo el tiempo, ¿verdad?

Incorrecto. Increíblemente incorrecto.

Nuevamente, cuando cualquier equipo juega en un formato internacional, los defensores pueden permanecer en la pintura tanto tiempo como quieran. Esto significa que distribuir a todos en la ataque no es tan efectivo, por lo que hay que usar otros métodos para anotar.

Tendrás que patear con destino a exterior si llega ayuda durante tu penetración. Tendrás que hacer pantallas duras y salir corriendo de ellas para desmarcarte. Tendrás que acaecer más rápido para evitar que la defensa se prepare. Tendrás que salir en transición más rápido. Y por una vez, los bases tendrán que dejar de ser egoístas por un minuto y pasarles el balón a los hombres altos para que la defensa reaccione (yo era un punta cuando jugaba, ¿se nota?).

Todo esto da como resultado una ataque asaz divertida de ver. (Nota: esta es solo una pequeña muestra. Hubo muchas más posesiones como estas).

Para darles lo que se merecen, los alemanes todavía hicieron todo lo que destaqué para que este fuera un movilidad en extremo competitivo. Cada equipo encontró formas de dejar a sus jugadores desmarcados incluso con una defensa reforzada, y lo hicieron utilizando mucha creatividad ataque y desinterés.

Eso es exactamente lo que se supone que es el baloncesto: fundamentarse en el movimiento constante de la pelota y del tahúr, y usar eso para encontrar los tiros que quieres.

Gracias, Juegos Olímpicos, por recordarnos que el baloncesto puede ser mucho más que un movilidad de aislamiento y, aun así, ser muy divertido de ver.