Puede que este título le haga reír, ya que se alcahuetería de un intento desesperado de unir tres acontecimientos de ahora antaño de que nos sumerjamos en el estancamiento deportivo del béisbol veraniego, pero al final de este blog no tendrá más opción que estar de acuerdo con la conclusión manifiestamente cierta a la que ha llegado mi mente deportiva en extremo evolucionada. Algunos pueden nombrar a esta tonta toma de partido un cebo para atraer a los espectadores, pero la verdad es que he manido suficientes horas de cada deporte para ver la verdad, y todos los demás que no están de acuerdo simplemente no son tan inteligentes como yo. Me siento mal por usted, de verdad.
“Pero Jacob, un deporte se juega con las manos, otro tiene prohibidas las manos y el tercero se juega con un palo raro”, puede que algunos de vosotros estéis balbuceando incoherencias. Sois unos patanes. Sois unos completos idiotas. Esta es la definición de no ver el bosque por los árboles. Abrid vuestro tercer ojo y observad más profundamente la esencia misma de cada deporte, y experimentaréis una epifanía que os llevará a la misma posición empíricamente correcta a la que he llegado yo.
Dejemos de costado las tonterías y hablemos en serio: el baloncesto, el hockey y el fútbol son, sin ocupación a dudas, el mismo deporte desde una perspectiva filosófica básica. Un equipo se une para meter un objeto en una meta mientras el otro equipo intenta detenerlo. Las superficies de ocio y los detalles de las reglas difieren, pero la dinámica fundamental sigue siendo la misma, y esto produce tácticas y estrategias notablemente similares en los tres deportes.
Los tres utilizan las mismas tácticas defensivas básicas como principio orientador. La transición del baloncesto desde una era de dos pívots y tres aleros a un estilo de uno interiormente y cuatro fuera cambia un poco esta dinámica, pero el principio nuclear de poner a dos tipos grandes y malos pegado a la meta para evitar que el otro equipo anote sigue siendo el mismo. La mayoría de las formaciones de fútbol contienen dos defensas centrales, el hockey se sitúa rodeando de dos defensores que protegen la red y liberan a los tres delanteros para atacar, mientras que los Minnesota Timberwolves demostraron este año que la mejor defensa de la NBA sigue siendo aquella en la que se coloca a los dos tipos más grandes pegado al aro.
En ataque, hay mucha más variación, ya que las particularidades de cada deporte influyen en las tácticas, pero la formación básica de ataque todavía sigue siendo similar. Ya sea el insigne estilo castellano Tiqui-taca, el imparable power play de los Edmonton Oilers o la ataque triangular de Phil Jackson, una formación en la que el ludópata que maneja el balón o el disco tiene dos panorama directas a cada costado es una táctica muy popular y efectiva en los tres deportes.
“Está aceptablemente, Jacob, tienes algunos puntos válidos, pero ¿el mismo deporte? Vamos”.
Una vez más, no puedo evitar observar dolor por ustedes, fanáticos de los deportes de cerebro pequeño, que permitieron que el posibilismo del arcaico mundo los ciegue en presencia de el espíritu compartido en estos hermosos juegos. FragmentoEl atleta oficial de ‘s, Nikola Jokic, encuentra a un hombre desocupado que corta cerca de la red, Lionel Messi sonríe. Cada vez que el verdadero campeón del Trofeo Conn Smythe, Connor McDavid, confunde a otro defensor para sumar otro punto al señalador, Steph Curry no puede evitar extender la mano a través del éter y chocarle el puño en solidaridad.
En su nivel más granular, todos los deportes de equipo comparten la misma dinámica que generalmente se centra en crear espacios de modo efectiva. La marranada de farsa de pase en el fútbol norteamericano es la imagen más vívida de este principio, ya que la finta de entrega de balón al corredor está diseñada para juntar a los apoyadores y a los safeties a la tilde de golpeo para crear espacio para que un receptor corra cerca de el ocupación vacante detrás de ellos. El triángulo como principio nuclear de estructura ataque en el baloncesto, el hockey y el fútbol norteamericano simplemente refuerza su papel como aspecto fundamental de la ingeniería, y todavía intenta conseguir el mismo objetivo que el pase de farsa de mover a la defensa fuera de un espacio al que la ataque quiere ingresar.
Los deportes son un jerga universal. El fútbol se ha extendido por todo el mundo oportuno tanto al colonialismo como a sus sencillas reglas y al bajo coste de su maña, y el baloncesto está siguiendo su ejemplo al establecerse como un auténtico ocio integral en el siglo norteamericano. El aprovisionamiento del hockey siempre lo hará prohibitivamente caro y, por consiguiente, menos probable que se apodere del mundo como el fútbol, pero el hecho de que se haya extendido prácticamente a todos los rincones del planeta demuestra que se adhiere a los mismos principios universales que hacen que el baloncesto y el fútbol sean tan populares.
Para concluir, acepto tus disculpas, querido catedrático. Sé que este título parece diseñado para trollearte, pero la razonamiento que presenta es tan obvia que solo puedo suponer que cada persona que está leyendo esto está completamente de acuerdo conmigo ahora. El fútbol, el baloncesto y el hockey son el mismo deporte y todo aquel que piense lo contrario solo necesita cascar su tercer ojo.