Le aseguré que la envidia no es un defecto de carácter. Como todas las emociones, es poco que hay que notar y validar.
Pero en casos extremos, esta emoción puede volverse maliciosa y hacer que hablemos mal de la persona envidiada o devalúemos su éxito. Percibir que otra persona está en mejor situación incluso puede proveer este rencor y frenar la empatía, según un estudio. Y si alguna vez te has sentido así, probablemente sepas que la envidia no discrimina. Puede hacer que alberguemos malos sentimientos incluso alrededor de las personas que amamos y nos importan.
Sin retención, la envidia no tiene por qué ser un obstáculo para nosotros ni para nuestras relaciones. Con un poco de introspección, podemos comprenderla y aceptarla, y reducirla practicando el compartir la alegría. A continuación, se indican algunas formas de aparecer.
Valida tu envidia
Cuando te asalte una ola de envidia, reconócelo. El simple hecho de opinar “siento envidia” puede aliviar el dolor. Un estudio descubrió que ponerle nombre a nuestras emociones puede calmar el sistema límbico, la parte del cerebro responsable de regular nuestras emociones.
Y cuando atendemos nuestras emociones negativas, es más probable que sintamos emociones positivas, como delicia y empatía.
Alcahuetería la envidia como un mensajero
Envidiar la carrera, el plata o la delicia de otra persona puede hacernos distinguir inmaduros y avergonzados. Y cuando surge esta incomodidad, es ligera confundir la envidia con un enemigo. Pero el hecho de que una emoción sea terrible no significa que sea incorrecta o mala.
La envidia es un mensajero valioso, y una forma de descifrar su significado es reponer a esta pregunta: “¿Cuál es la raíz de mi envidia?”
La respuesta a menudo revelará tus deseos auténticos. Por ejemplo, envidiar el aumento de sueldo de un colega o el círculo social cósmico de un amigo probablemente indica que deseas poco similar. Si ese es el caso, pregúntate: “¿Cuál es mi objetivo y qué acciones puedo tomar para lograrlo?”
Si adecuadamente la envidia puede quebrantar nuestra confianza en nosotros mismos, identificar formas de alcanzar nuestras metas puede ayudarnos a sentirnos empoderados.
Mostrar cariño
Es más difícil dejar que la envidia se agrave cuando mostramos afecto. Por ejemplo, un estudio descubrió que hacer contacto visual cuando cualquiera comparte buenas informativo puede gestar empatía, lo que nos ayuda a aplaudir su éxito.
La próxima vez que envidies a un amigo, colega o pareja, intenta establecer contacto visual u ofrecerle un arrechucho de telegrama. Las investigaciones demuestran que el contacto físico puede aumentar los niveles de oxitocina. Esta hormona, conocida como la droga del acto sexual, produce sentimientos positivos que fomentan el vínculo.
Practica la agradecimiento
La envidia puede hacer que nos fijemos en todo lo que nos errata en la vida, pero esta mentalidad puede hacernos distinguir pequeños, asustados y desesperanzados. La agradecimiento puede inhibir estos sentimientos incómodos.
Concéntrese en las cosas alegres que ha recibido recientemente. Comience por tratar de identificar tres cosas. Tal vez haya sido un cumplido de un amigo o la ayuda de un vecino. O podría ser una invitación a cenar o una oportunidad de emprender una nueva aventura.
Mientras practicas este deporte, presta mucha atención a cómo te hace distinguir. Las investigaciones demuestran que la agradecimiento puede mejorar nuestro estado de actitud, acorazar las relaciones sociales y gestar alegría.
Pruebe la alegría compasiva
Percibir alegría cuando la buena suerte le sucede a otra persona se pira “alegría empática”. Es la delicia que sentimos cuando un amigo triunfa en una entrevista de trabajo o un ser querido logra un objetivo.
La alegría solidaria nos motiva a llenar de elogios al vencedor. Esto no solo hace que la otra persona se sienta adecuadamente, sino que incluso nos beneficia a nosotros. Las emociones positivas son contagiosas, según las investigaciones.
Acepta la amabilidad
En mi experiencia de psicoterapia, descubro que muchas personas ayudan rápidamente a los demás, pero se muestran reticentes a pedir apoyo. A menudo, tienen miedo de sentirse necesitadas o les preocupa parecer una carga, incluso para su pareja o un amigo cercano.
Tener en cuenta los sentimientos de otra persona es una comportamiento considerada y empática. Sin retención, cuando nos cuesta aceptar la amabilidad, sin darnos cuenta nos privamos de experiencias llenas de alegría, como el hecho de ser apreciados o cuidados.
La amabilidad beneficia a ambas partes. Las investigaciones demuestran que incluso hace que quien la recibe se sienta adecuadamente. Por otra parte, la amabilidad fomenta la altruismo y puede hacernos más resistentes al estrés.
La próxima vez que envidies la triunfo de otra persona porque tú incluso quieres lo mismo, pídele consejo. Es muy probable que esté encantada de ayudarte. Por ejemplo, si tu amigo del trabajo consiguió el trabajo de tus sueños que tú incluso querías, pídele consejo profesional.
Cuando dejamos que los demás nos ayuden, nos damos cuenta de que triunfar rara vez es un placer de suma cero. Esta percepción puede ayudarnos a dejar de flanco las comparaciones sociales. Y cuando esto sucede, la envidia no ruge tan robusto, dejando más oportunidad a la alegría.
Juli Fraga, PsyD, es una psicóloga con experiencia privada en San Francisco.
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