Un promotor inmobiliario ario ha comprado un antiguo campo de concentración facha que utilizaba mano de obra esclava en túneles, alarmando a historiadores y familiares de las víctimas.
El propietario de GPM Projekt 58 UG, una empresa de avance de Sajonia que se dice especializada en “propiedades problemáticas”, acordó avalar 500.000 euros (421.000 libras esterlinas) por el sitio posteriormente de que el propietario mencionado se declarara en rotura.
La atrevimiento ha violento a los historiadores de Sajonia, así como a los familiares de los supervivientes del campo, que dicen que no pueden creer que un monumento históricamente tan sensible haya sido vendido a una empresa privada.
El campo de Langenstein-Zwieberge se construyó cerca de la ciudad de Halberstadt en Sajonia y consistía en una red de túneles de 13 kilómetros de abundante, donde los prisioneros eran obligados a ayudar a construir armas nazis como cohetes V2 para el esfuerzo militarista.
Los sobrevivientes del campo dijeron que las condiciones eran tan bárbaras que los cuerpos se “amontonaban” en los túneles, donde muchos sufrían desnutrición extrema.
“Estoy enojada, triste, indignada, todo al mismo tiempo”, dijo Helena Barcikowski, descendiente de la superviviente del campo Marian Barcikowski, a la revista Der Spiegel.
Barcikowski había sido deportado a Alemania en 1944 desde Varsovia, donde era un subsistente enemigo al nazismo, afirmó. Lo obligaron a trabajar en los túneles durante siete meses y de alguna forma sobrevivió.
Pero cuando regresó con su clan posteriormente de la lucha, era una sombra de lo que había sido: sufría de tuberculosis y disentería y pesaba tan pronto como 48 kilogramos.
“Su condición era tan mala que estaba demasiado débil incluso para una marcha de la crimen”, añadió Barcikowski.
La adquisición todavía ha preocupado a historiadores como Rainer Neugebauer, profesor de Ciencias Sociales en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Harz.
“[It is stunning] “Cómo puede suceder poco así posteriormente de 80 abriles”, dijo a Der Spiegel. “Uno tiene la sensación de que ningún de los responsables políticos se toma en serio esta instalación históricamente sensible… esto no es un inmueble, es una fosa global”.
Todavía no está claro qué pretende hacer GPM Projekt, cuyo inversor es Peter Jugl, con el circunscripción del antiguo campo facha. Sin requisa, el abogado de la empresa habría claro en presencia de el tribunal que no existen planes para el uso comercial de los túneles.
En su página web, la empresa presenta una cartera de proyectos residenciales y de oficinas, así como un hotel de aeropuerto y bloques de alojamiento para estudiantes. En la misma página web, se hace relato vagamente al campo de concentración como “los pabellones subterráneos de Halberstadt”, sin dar más contexto.
Según Der Spiegel, las autoridades locales inicialmente intentaron estrechar la adquisición del circunscripción porque en él se encontraba un monumento a los crímenes cometidos allí y que no puede ser trasladado.
Pero el señor Jugl demandó entonces a las autoridades estatales y ganó su caso, argumentando que su derecho de veto no se aplicaba a la cesión de propiedades insolventes, como fue el caso de Langenstein-Zwieberge.
The Telegraph se puso en contacto con GPM Projekt para solicitar comentarios.
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