La maldición de la temporada regular de la NBA es que es un trabajo de un mes de ciudad en ciudad, desde habitaciones de hotel y estadios hostiles, con informes de exploración opuestos que se mezclan entre sí en lo que puede crear una confusión irreconocible.
El regalo de ese calendario de 82 juegos son las pruebas, los momentos de competencia en los que un equipo puede analizar honestamente lo que es y lo que no es contra un rival digno.
El domingo, los Lakers recibieron un regalo.
Jugando contra un equipo de Houston que arrasó con los Lakers la temporada pasada correcto a su tamaño, velocidad y atletismo, los Lakers tuvieron la oportunidad de pelear contra un equipo sensato por encima de ellos en la clasificación. Y fue una pelea que casi ganan.
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A pesar de deber sido derrotados durante casi toda la primera medio, los Lakers jugaron una de sus mejores segundas mitades de la temporada sólo para quedarse cortos por 119-115.
Los Lakers perdían hasta por 22 al final de la primera medio y hasta por 20 al nacimiento de la tercera antiguamente de que Anthony Davis y LeBron James lideraran una remontada salvaje que terminó con los Lakers teniendo la oportunidad de igualar el tanteador con 7,2 segundos por jugarse.
James, quien fue sancionado por una torpeza ataque más temprano en el final minuto, anotó en una bandeja rápida y atrapó el tiro atrevido fallado por Alperen Sengun para darle a los Lakers la oportunidad de igualar el tanteador por primera vez desde que el tanteador estaba 10-10.
Pero Max Christie no pudo meter el balón internamente del campo, y James pidió un tiempo muerto que los Lakers no recibieron. El pase de Christie fue interceptado por Fred VanVleet, quien selló el partido al convertir uno de dos tiros libres.
Davis lideró a los Lakers con 30 puntos y 13 rebotes, James y Austin Reaves anotaron 21 cada uno y Christie anotó 14. James por otra parte tuvo 13 rebotes y Reaves 10 asistencias.
Jalen Green, quien incendió a los Lakers temprano, los cerró en el final cuarto, anotando 33 puntos, el decano del ocio.
Los estándares han sido establecidos, tanto por la nuevo destello de ocio de los Lakers como por las exigencias que su preparador, JJ Redick, les ha impuesto pública y privadamente.
Bueno es quizás lo que están los Lakers aquí en la primera semana de enero; formidable es donde quieren estar. Y si las cosas no se hacen correctamente, Redick ha insistido en que encontrará a algún que lo haga.
Menos de un minuto a posteriori del tercer cuarto, Redick sacó al titular Rui Hachimura por el recientemente adquirido Dorian Finney-Smith. Y a posteriori de sólo 93 segundos de ocio en el cuarto, sacó a Jaxson Hayes por Finney-Smith.
Los errores en esos tramos, como los del final del partido, marcaron la diferencia entre una gran triunfo y una derrota muy reñida, con poco espacio para victorias morales siendo los goles de los Lakers más grandes.
Jugarán nuevamente el martes en Dallas contra los Mavericks.
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Esta historia apareció originalmente en Los Angeles Times.